La política cambiaria venezolana se ha convertido en un auténtico laberinto para las compañías españolas presentes en el país. Y bien que lo están sufriendo Telefónica, BBVA, Meliá o Mapfre reseña el diario El Confidencial de España.
El caos cambiario de Venezuela, con continuas devaluaciones del bolívar fuerte desde 2010 y la convivencia actual de tres sistemas distintos para el cálculo del tipo de cambio de su moneda, está pasando una costosa factura para las empresas españolas presentes en el país. En los cinco últimos años, el agujerosupera los 10.000 millones euros en concepto de pérdida de valor patrimonial y de menores beneficios. Pero la cuenta aún no está cerrada, y en 2015 seguirá creciendo por las novedades que el Gobierno de Nicolás Maduro ha continuado introduciendo en este terreno.
La secuencia comenzó en enero de 2010. Tras un lustro con el bolívar anclado en un cambio de 2,15 unidades por dólares, Venezuela lo devaluó hasta las 2,6 unidades para los bienes y servicios de primera necesidad y hasta los 4,3 bolívares para el resto. En 2011, unificó el cambio a 4,3 unidades por dólar. En 2013 primero lo depreció hasta los 6,3 bolívares y luego introdujo de nuevo un sistema múltiple, con el cambio de 6,3 bolívares confinado para los productos básicos y estratégicos y con otro, denominado Sistema de Compensación de Liquidación de Divisas (Sicad I), con el que el tipo de cambio de establecía en subastas que se movían en torno a los 12 bolívares.
En 2014 el laberinto cambiario venezolano se siguió complicando con la entrada en escena del Sicad II, con subastas que en este caso oscilaban en torno a los 50 bolívares. Y a comienzos de 2015 la situación se ha vuelto todavía más alambicada, con la supresión de Sicad II y la entrada en escena del Sistema Marginal de Divisas (Simadi), en el que el tipo de cambio se establece en el mercado, con lo que se le concede una mayor libertad y con el que las empresas tendrán más facilidades para poder sacar el dinero del país.
El sistema que aplicarán muchas empresas españolas, llamado Simadi, equivale a una devaluación del 99% contra el euro desde finales de 2009
Tras estas continuas alteraciones, actualmente hay tres sistemas en vigor: el oficial o Cencoex, de 6,3 bolívares por dólar en alimentos, medicinas o energía, entre otros; el Sicad, a 12 bolívares; y el Simadi, que en su primer día reflejó un cambio de 170 bolívares, pero que ahora ya ronda los 200. Es decir, en apenas un lustro, y desde aquellos 2,15 bolívares, la divisa venezolana se ha devaluado entre un 66%, si se cogen esos 6,3 bolívares, y un 99%, si se toma el cambio actual del Simadi.
Para las empresas españolas –como para las de otros países– estos cambios las han obligado a un ejercicio continuo de revisión del valor de sus activos y sus resultados en el país. Además, y por consejo de las auditoras y siguiendo un principio de prudencia contable, han ido asumiendo el cambio que refleja mejor la situación de Venezuela en cada momento. Este periplo les ha ido llevando sucesivamente al Sicad I, al Sicad II y ahora, en 2015, al Simadi. Y cada paso con el consiguiente deterioro para sus intereses en la región, porque la misma cantidad de bolívares se traduce en muchos menos euros que antes. No es para menos, porque a finales de 2009 un bolívar compraba 0,32 euros y ahora, con el Simadi, apenas llega a 0,005 euros.
Más de 7.500 millones en Telefónica
La compañía que concentra el grueso de los impactos es Telefónica. Desde 2010, ha ajustado el patrimonio neto de sus negocios en el país en más de 7.500 millones de euros. Sólo la última revisión, efectuada en el último trimestre de 2014, se acercó ya a los 3.000 millones de euros. Este impacto fue consecuencia de pasar a valorar los activos bajo Sicad II, que a finales el pasado ejercicio implicaban un cambio de 50 bolívares fuertes por dólar. Además, este cambio dejó su huella en los resultados, mermados en 660 millones de euros, según consta en las cuentas anuales de la compañía.
Con este ejercicio, Venezuela pasó a representar únicamente el 1% de los ingresos de la operadora española, en tanto que su caja neta se redujo hasta los 390 millones de euros. Aunque, debido a ello, Telefónica ya ajustó sus valoraciones a las condiciones vigentes a finales de 2014, deberá seguir con ese ejercicio en 2015 con la entrada en vigor del Simadi.
BBVA y Meliá asumen lo que hay
Porque a la empresa presidida por César Alierta no le va a quedar otra opción que hacerlo. De hecho, otras compañías españolas ya lo han hecho. Es el caso de BBVA y Meliá Hotels International.
La entidad presidida por Francisco González no ha querido perder el tiempo. La semana pasada, en la presentación de los resultados del primer trimestre, revisaba su valoración. Presente en Venezuela a través de su participación enBanco Provincial, la entidad española ha rebajado la valoración de su filial en un 90%, hasta los 153 millones de euros. Por el camino, una merma de 1.400 millones con respecto a la valoración anterior, resultante de aplicar ya el Simadi.
Además, y como en el resto de las empresas españolas, las sucesivas devaluaciones de los últimos han restado brillo a la evolución de su negocio. Desde 2010, la pérdida de valor de la divisa venezolana se ha traducido en unamerma superior a los 400 millones de euros en los resultados. Es decir, el banco español ha seguido ganando dinero, pero mucho menos como consecuencia de esas devaluaciones.
En 2014, por ejemplo, su resultado se situó en los 162 millones de euros, un 56% por debajo del año anterior. Si el bolívar fuerte no se hubiera devaluado como lo hizo, ese resultado se habría situado en los 300 millones de euros, apenas un 19% por debajo de los 369 millones de 2013. Y en esta tónica se ha acentuado en el primer trimestre de 2015 por la adopción del sistema Simadi. Entre enero y marzo, el beneficio de BBVA en Venezuela ha descendido hasta los 15 millones de euros, un 74% por debajo de los 57 millones del mismo periodo de 2014. A bolívares fuertes constantes, ese resultado se habría acercado a los 65 millones de euros.
De este modo, Venezuela, que hasta 2009 era el principal mercado para BBVA en América del Sur, ha ido perdiendo peso. En el primer trimestre de 2015, Colombia, Argentina, Perú y Chile ya aportaron más al beneficio del grupo que Banco Provincial.
Meliá Hotels International tampoco ha perdido el tiempo. Si en 2014 ya rebajó su valor patrimonial en Venezuela en 182,2 millones de euros, a partir de la aplicación del Sicad II a 50 bolívares fuertes por dólar, en las propias cuentas anuales de 2014 ya añadió un comentario en referencia a que con el nuevo Simadi esa valoración descenderá en otros 30,2 millones. Pero este impacto puede ser aún mayor, porque en el momento en el que la cadena hotelera anunció ese cálculo el cambio era de 174 bolívares por dólar.
A la espera de Mapfre
Otra empresa española afincada en Venezuela es la aseguradora Mapfre. En 2014, el efecto combinado de Venezuela y Argentina ya provocó que las primas en la región de América del Sur cayeran un 4,1%. Y para este año ya ha lanzado un claro aviso: “Se prevé el crecimiento en prácticamente todos los países de la región, salvo Venezuela, que se verá afectada por los efectos de la devaluación”.
En 2014, según consta en sus cuentas, aplicó el Sicad I –en torno a 12 bolívares por dólar–. Si, como han hecho ya otras empresas, migra al Simadi, el impacto será considerable. A cierre del año pasado, la empresa valoraba el patrimonio neto de sus filiales en Venezuela en 575 millones de euros y la exposición al riesgo divisa en el país alcanzaba los 289 millones de euros.
Otra empresa con importantes intereses en Venezuela es la petrolera Repsol. Pero en su caso se ve protegida por pertenecer, precisamente, a un sector estratégico para el país, como es el energético. Esta circunstancia le permite seguir aplicando el cambio de 6,3 bolívares por dólar, con lo que no se enfrenta a los impactos que sí amenazan a las restantes empresas.
Y en el trasfondo del laberinto cambiario venezolano en el que se han visto atrapadas las compañías españolas siempre se abre paso un recuerdo. El de la maniobra que Banco Santander protagonizó en 2009. Ese año, Emilio Botínacordó la venta de su filial venezolana a la institución pública Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela por 750 millones de euros. En su momento, pareció un precio bajo. El paso del tiempo ha cambiado esa impresión.