Una cuestión importante a tomar en cuenta, que castigó duramente a la economía ecuatoriana, fue el costo de la mini guerra con el Perú; en efecto, una conflagración por corta que sea demanda mucho gasto público que los países compensan con recortes fiscales o con impuestos de guerra; sin embargo, esta no fue la vía que siguió Ecuador; ellos prefirieron la emisión inorgánica de dinero que tuvo más adelante su efecto pernicioso sobre la economía. La dolarización del año 2000 fue una medida difícil, por la posibilidad cierta de que se acusara al gobierno de traición y de entregar la soberanía; sin embargo, que la propia población, de manera informal hubiese transitado hacia el dólar, frustró cualquier intento en el sentido de atacar al gobierno. Lo curioso es que las autoridades ecuatorianas nunca llegaron a conversar previamente con la Reserva Federal sobre la posibilidad de dolarizar, aunque sí lo hicieron con el FMI y con el BID. Una vez tomada la medida le informaron al Secretario del Tesoro de EEUU y éste se molestó por haber sido obviado. Ecuador argumentó que era una medida soberana que no requería previo permiso y como tampoco exigieron ayuda alguna de los norteamericanos, ninguna anuencia tenían que solicitar, ya que se trabaja con el flujo de dólares que entraban y salían del país por el intercambio comercial de la nación suramericana con el mundo.
Durante aproximadamente 2 años, se estuvo violando la Constitución, puesto que la carta magna expresaba que la moneda era el Sucre, pero lo que circulaba en la economía era el dólar. Una solución salomónica al problema emocional de la pérdida del signo monetario nacional, se resolvió con la emisión propia de monedas, de valor semejante a las estadounidenses, pero denominadas apropiadamente como Sucres cuasi dólar. Los billetes si eran los mismos que circulaban en USA. Otro problema que hubo al momento de la dolarización fue que diversas emisiones de títulos valores públicos, para hacerlas atractivas a los inversores, tuvieron tasas de interés muy altas, de más de 100%. Esto representaba un grave problema ya que pagar esos intereses en dólares significaba casi una quiebra de las finanzas públicas. El Banco Central, tomó una medida ejecutiva, pero arriesgada ya que incumplía los términos del contrato de emisión de deuda, promulgó una resolución en la que hacia una especie de equivalencia: lo que antes era 100% ahora sería 8%. Los tenedores entendieron que no les podían pagar intereses tan altos y no intentaron ninguna acción legal.
Al segundo año de instrumentada la dolarización, ésta tuvo el efecto positivo de crecimiento del PIB en 2 puntos; sin embargo, la inflación de 91% el primer año y de 21% en el segundo, no toda se le puede achacar a la dolarización, puesto que buena parte del alza generalizada de precios se debió a la inflación subyacente, derivada de las devaluaciones efectuadas durante los dos años anteriores. La sobrevaluación del tipo de cambio de equilibrio, que se fijó en 25.0000 Sucres por dólar, en vez de 20.000, también le dio un colchón de protección a los exportadores, mientras se preparaban para volverse competitivos. Afortunadamente, la adscripción al dólar coincidió con un ciclo de caída del signo norteamericano, que favoreció a las exportaciones ecuatorianas por varios años.
El gobierno de Mahuad se preparó para el golpe de estado que finalmente sobrevino, pero las diversas medidas que se tomaron, en tanto, blindó al dólar y evitó que se revirtiera la dolarización. Como dijo alguien entonces: “por fin le quitaron a los políticos la maquinita de hacer dinero. Había que hacerlo para que se acabara la inflación”