Desde finales de 2014, las fábricas de tela en el país han presentado fallas en importación de productos, debido a la insolvencia de dólares, afectando principalmente a costureras y sastres de la ciudad. NPG
En varios de los comercios de San Félix y Puerto Ordaz , se puede apreciar el bajo surtido de telas, principalmente las usadas para confeccionar vestidos de seda, telas satinadas y de algodón stretch.
Debido a los costos de ropa en las tiendas, algunos clientes optaron por solicitar la elaboración de pantalones, faldas y blue jeans, -a medida- con sastres, de esta manera podían ahorrar entre 1500, a 2 mil bolívares.
Sin embargo ante la decadencia del artículo, el 70% de clientes decidieron denegar la solicitud para la elaboración de prendas de vestir. Josefina Zerpa, es costurera desde hace 10 años, comentó que ante la situación por la cual atraviesa el país deben trabajar con las “uñas”.
“Literalmente fabrico ropa con lo poco que encuentro en las tiendas, recuerdo que en otros años, había variedades, tafeta, algodón, lino, torchon, ahorita las pocas que llegan son de materiales sintéticos y de mala calidad, y los importados, los precios son muy elevados”, dijo Zerpa.
Así mismo declaró, que ha solicitado a los interesados llevar tela, botones y hasta cierres. “Usualmente compraba cierres, botones y de acuerdo al modelo, sino procedía a usar parte de mi reserva”.
En ese sentido Kristian Manohar refirió, que se imposibilita seguir trabajando a precios “socialistas” en la confección para caballeros. Los costos de un pantalón se estiman en 3.000, y 4000 bolívares, en cambio los uniformes escolares parten desde 2500 bolívares el trabajo de costura.
Por su parte consideró si el cliente lleva los materiales primarios para coser, descuenta el 50% del precio inicial, y cobrará el costo de la mano de obra. “Tengo que buscar una salida ante el caos, es necesario seguir manteniendo a mi familia”.
La disminución en la elaboración de vestuario afectó otros eslabones de la cadena textil, puesto que propietarios redujeron el número de trabajadores y ayudantes.
“Nos vimos en la obligación de despedir a tres ayudantes, solo quedamos mi esposa y yo, porque el dinero percibido cada vez es más bajo”, así lo informó Manohar.