Ahora los partidos de la oposición tienen el gran reto de diseñar una verdadera política para enfrentar a un gobierno que se juega el todo por el todo, pero que además, no tiene ningún tipo de escrúpulos, que violenta la constitución cuando le da la gana y ordena al CNE que elimine las elecciones del Parlatino y este sumiso le obedece y hace trizas su propia Ley de Procesos Electorales así como la Constituyente, sin ninguna consecuencia, por ahora.
Ante este contexto, a los partidos de la oposición no les queda otra cosa que buscar la mejor fórmula para enfrentar esta realidad, esta melindrería política, pero además, tiene la obligación de escuchar a la gente que ha votado y que exige “unidad.” El ciudadano aspira que alguna vez los partidos antepongan sus intereses al bienestar y el futuro de Venezuela y ese no es otra cosa en estos momentos, que utilizando la Tarjeta de la Unidad. En otras palabras, aspiramos que la oposición confronte a este gobierno mañoso desde una posición de fuerza y esta, solo se puede obtener, con la “Tarjeta Única”. Ella indiscutiblemente garantiza el triunfo porque le da la oportunidad no solo al elector independiente que no quiere votar por ningún partido, sino al chavista desencantado y decepcionado que no siente ni ve que un partido en particular de la oposición lo representa, no obstante, si votaría por un cambio o un castigo al fraude bolivariano si encuentra una tarjeta que represente ese cambio y no necesariamente la visión de un partido en particular. Las elecciones del 2010 y las actuales encuestas, le dan una indiscutible preferencia a la “Tarjeta de la Unidad” frente a la de los partidos.
Este es un momento histórico que requiere de los partidos políticos desprendimiento, que se conecte con el ciudadano, que el pueblo posteriormente lo recompensará con creses, solo así, recuperaremos la democracia en Venezuela o de lo contrario, tendremos una década más de gobierno bolivariano. Las cartas están sobre la mesa y el pueblo castigará a quien rompa la unidad y privilegie el interés partidista al colectivo o al país nacional.