El 12 de mayo de 2008 el entonces presidente Hugo Chávez Frías estampó su firma al decreto de nacionalización de la Siderúrgica del Orinoco (Sidor). Siete años después la empresa está en condiciones de liquidación, de acuerdo con el estado financiero presentado en la memoria y cuenta de la industria, correspondiente al 2014.
Dicho balance revela que las pérdidas del ejercicio 2014 cerraron en Bs. 7.638 millones, superior en 43% a la pérdida del 2013; pero lo que devela el estado de quiebra de uno de los íconos del desarrollo industrial de Guayana es que los pasivos al término del 2014 son más del doble del valor de los activos, lo que coloca a la estatal en insolvencia con proveedores y trabajadores y pinta de rojo el valor patrimonial de la industria del acero.
Al 31 de diciembre de 2014, los activos se ubicaron en Bs. 11.908 millones, mientras que el total de pasivos asciende a Bs. 27.235 millones, destacándose el saldo de deudas comerciales de Bs. 11.353 millones, una cifra que casi se asemeja al valor de los activos de la industria, restando solidez y capacidad de endeudamiento y reforzando la dependencia de los subsidios gubernamentales.
Con la fórmula básica de patrimonio, que resulta de restar los activos de los pasivos, se encuentra que el valor patrimonial o contable de Sidor al cierre del 2014 es negativo y se ubica en -15.327 millones de bolívares, lo que explica según el director de Sidor, en representación de los accionistas clase “B”, Pedro Acuña, que “Sidor es una empresa sin patrimonio y debió entrar en liquidación desde el año pasado, de acuerdo con el Código de Comercio”.
El artículo 264 del Código de Comercio establece en su parte in fine que cuando la disminución del capital social alcance a los dos tercios, “la sociedad se pondrá necesariamente en liquidación, si los accionistas no prefieren reintegrarlo o limitar el fondo social al capital existente”.
En este caso, Acuña apunta que el patrimonio es la expresión conjunta del activo y el pasivo y que, al cierre del 2014, sea negativo, explica la pérdida del capital de la industria, por lo que le corresponde aplicar el Código de Comercio. “Nunca había visto un estado financiero en estos términos, al extremo que las deudas comerciales, exigibles por sus acreedores, son similares al activo. Hay un daño al patrimonio y alguien debe responder por eso”, aseguró.
A la par, los estados financieros no han sido presentados ni a junta directiva ni a junta de accionistas como establece el Código de Comercio venezolano. A partir del 2009, consideró, los estados han sido presentados fuera del plazo legal y sin las condiciones de transparencia y soportes. “Sin embargo, ellos (la representación mayoritaria del Estado en la directiva) han aprobado informes no auditados hasta 2011”.
Control estatal y descalabro
El valor patrimonial de la empresa al cierre del 2007, un año antes de la nacionalización, precisó el director, era de Bs. 5.929 millones. Ese año, cuando la industria alcanzó récord de producción, los pasivos representaban un tercio de los activos y la industria entregó a sus cuentas participantes, incluidos los accionistas “B” de Sidor, un total de $ 706 millones.
La compra por el Estado venezolano de casi el 60% de las acciones de Sidor, en manos del Consorcio Amazonia por $ 1.970 millones, lejos de traducirse en progreso, han significado un infortunio.
“Hoy el valor patrimonial es negativo, si alguien tuviese que comprar Sidor se le tendría que regalar”, asegura, al señalar que se hace indispensable una auditoría profunda desde 2009, en la administración del entonces presidente de Sidor y ministro de Industrias, Rodolfo Sanz, que permita dilucidar qué pasó con los recursos destinados a la conversión de HyL II a HyL III, la fábrica de tubos y el respaldo eléctrico con la compra de las termoeléctricas, que no han sido arrancadas.
“Una investigación es lo mínimo que podemos solicitar, ¿cómo convertiste una empresa ganadora en una empresa con patrimonio negativo y pasivos que superan los activos?”.
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