El avión Solar Impulse II, que intenta ser el primero en dar la vuelta al mundo alimentado por energías alternativas, ultima hoy los preparativos para partir esta madrugada desde Nankín (este de China) con destino a Hawai (EEUU), en una arriesgada travesía de cinco días y cinco noches por el Pacífico.
“Será el vuelo de mi vida”, comentó hoy en su cuenta de Twitter el piloto suizo André Borschberg, encargado de pilotar el avión en esta escala, quien aseguró estar “excitado, pero preparado para lo peor” en un vuelo que según los responsables del proyecto no tendrá las condiciones meteorológicas idóneas.
El Solar Impulse II llegó a Nankín el 21 de abril desde Chongqing (centro de China) y ha retrasado en repetidas ocasiones la siguiente etapa, séptima de la vuelta del mundo, debido a los tifones y el tiempo desapacible que en las últimas semanas ha habido en zonas del Océano Pacífico.
A las dificultades climatológicas se une la larga distancia de este vuelo, en el que el avión deberá recorrer 8.000 kilómetros, lo que supera a la suma de las seis etapas anteriores, en las que el Solar Impulse, que partió de Abu Dabi el 9 de marzo, ha volado 6.000 kilómetros.
En las horas previas al despeque, el equipo lleva a cabo inspecciones del aparato, así como labores de carga de víveres para el piloto suizo, que tuvo que pasar por motivos de salud unos días en su país mientras el Solar Impulse II permanecía en China.
La aeronave, que se alimenta con más de 17.000 placas solares, tiene por objetivo completar la vuelta al mundo en 12 etapas, que ya han incluido hasta el momento escalas en Mascate (Omán), Ahmedabad y Benarés (India), Mandalay (Birmania), Chongqing y Nankín, en vuelos en los que se han ido turnando Borschberg y el también suizo Bertrand Piccard.
Tras Hawai, el avión tiene previstas varias escalas en Estados Unidos y Europa (tal vez también el norte de África) antes de regresar a la capital de los Emiratos Árabes Unidos.
Un recorrido de 35.000 kilómetros que el equipo Solar Impulse esperaba en principio completar en cinco meses, aunque los retrasos en las últimas etapas podrían obligar a sea mas largo.
Los promotores de esta aventura quieren demostrar que es posible volar con energía no contaminante a largas distancias tanto de día como de noche, ya que las placas del aparato pueden acumular la energía necesaria para ello durante horas. EFE