Mientras Nicolás Maduro lanza diatribas, agita a su pueblo en sus arengas, se inventa nuevas palabras y boxea en la calle, la situación del vecino país sigue en caída libre. Al mismo tiempo, la imagen de Chávez parece enaltecerse día a día. El mismo Maduro lo metaforizó cuando dijo que se le apareció “hecho pajarito cantando” y comparó su muerte con la desaparición del mismo Jesucristo. Esta idealización se ha visto acompañada de la pérdida de cohesión en el Chavismo. Según un reporte de AFP, el Chavismo perdió la mitad de su capital político entre las elecciones del 2012 y las del 2014, publica El Tiempo de Colombia.
En psicología, se habla de idealización patológica cuando se recuerda sólo el lado positivo de un difunto mientras se le compara idílicamente con otros. Según Mauricio R. Schoonewolff, psicoanalista de la Universidad Paris VIII, “el político aclamado refleja la figura del ‘Amo’ que suple la falta de identidad de su súbdito. El amo lo define diciendo: ‘tú eres X o Y’. Ocurre lo mismo en relaciones amorosas. Cuando nos enamoramos, las palabras del otro lo definen a uno y suplen una identidad ideada a la que queremos llegar”. La figura de Chávez parece entonces haber inducido a un enamoramiento colectivo que se fortalece en las calamidades vividas en la era de Maduro.
Las Calamidades en Venezuela
Los temas de desabastecimiento, represión, control de divisas, corrupción y criminalidad abundan en reportes que dibujan una Venezuela agrietada y políticamente letárgica. Mientras la participación en las elecciones gubernamentales fue del 55% en el 2010, bajó al 50,3% en el 2013, con la misma proporción en que bajaron los votos para el Chavismo en las elecciones presidenciales de 2012 (Chávez) y 2013 (Maduro).
Los venezolanos sufren día a día por calamidades estructurales que se intensifican en la realidad y no en el discurso político de Maduro. Productos como la leche, la carne y el papel higiénico sobrepasan el 80% de escasez mientras que la devaluación del Bolívar en el mercado paralelo tocó un nuevo récord, pues alcanzó los 423.39 Bs/$ (vale recordar que Venezuela tiene cuatro sistemas cambiarios). A la vez, los ciudadanos soportan niveles de inflación superiores al 70% (el gobierno no ha publicado cifras del 2015) y cumplen una especie de ‘pico y placa’, haciendo largas filas para sus compras controlados por un captahuellas.
A parte del caos, los trancones y la inseguridad en las vías, otros fenómenos menos visibles también azotan al país. Los cupos de las universidades privadas ahora serán controlados por el gobierno, que ahora se encuentra en la difícil situación de recibir 96% menos divisas mientras subsidia petróleo a algunos países vecinos.
El aumento de las dificultades desde que Maduro llegó al poder se refleja en filas más largas, más golpes a la prensa, arrestos de ‘espectáculo’ como el de Leopoldo López, Daniel Ceballos, Antonio Ledezma, etc. Pero así este empeoramiento caracterice la era de Maduro, las fallas estructurales del sistema tienen su origen en las reformas chavistas y en la falta de inclusión de los regímenes que precedieron al Teniente Coronel Chávez.
La herencia de Chávez y las raíces del problema
Para entender la herencia del Chavismo, hay que regresar a la Venezuela de los 90. En 1998 se cumplieron 40 años de democracia de la cuarta república (como la bautizó el mismo Chávez). En ella, dos partidos políticos de derecha gobernaban con un enfoque en la industria y una marcada indiferencia hacia las reformas sociales. El pueblo venezolano puso entonces su fe en las manos del carismático líder que prometía inclusión de las mayorías en el gobierno y salmodiaba su origen humilde y rural.