En la escena política se necesitan jóvenes jóvenes desprendidos de cualquier interés, con una desarrollada visión del país que sueñan, y que están decididos a defender a pesar de las dificultades o escollos que se les presente en el camino. Nos hacemos una pregunta ¿Será que los jóvenes de hoy, están convencidos que son nosotros los que pueden impulsar los cambios que el país requiere? Me tomo el atrevimiento de responder, basado en los debates e intercambios con líderes juveniles, la nueva generación está capacitada para impulsar los cambios de eso estoy seguro, al observar tanto a la base juvenil en los partidos políticos, y la dirigencia estudiantil, observamos ciudadanos decididos a luchar primero por los intereses de Venezuela como nación, dejando a una lado los intereses partidistas.
Ahora bien lo que deben asumir los jóvenes venezolanos es que en el reto de rescatar a nuestro su rol tiene q ser protagónico, claro apoyándose en la experiencia pero siempre con la osadía y coraje que caracteriza a la juventud, sobre todo cuando sienten que les roban el futuro de manera vil y descarada. Como lo han hecho en las dictaduras del mundo, aunque las enmascaren dentro de un sistema democrático.
La lucha contra Gómez que protagonizaron los estudiantes, debe servir de inspiración a esta generación. Las condiciones en aquella época eran primitivas, comparándolas con las herramientas que hoy afortunadamente aun podemos utilizar para accionar y difundir nuestras posturas en contra de un gobierno que quiere abarcar todo espacio de la vida del ciudadano. Hago alusión retrospectivamente para comparar los tiempos de la barbarie buscando una reflexión profunda sobre la realidad actual, queriendo dar un impulso que a los jóvenes que se mantienen en un estado de confusión, que estriba del terror sistemático que infunde el Estado; que hoy nos gobierna sin escrúpulos. Juventud el futuro es suyo, hoy más que nunca deben dar la batalla de las ideas, con el impulso que es dominado por la pasión de ser venezolano, y de querer vivir en un país donde exista plena libertad de expresión y de conciencia.