El sábado pasado, con el traslado de Daniel Ceballos a una cárcel de presos comunes en el estado Guárico y la requisa violenta seguida de un aislamiento reforzado a Leopoldo López, los venezolanos fuimos testigos no solamente del trato denigrante y de las sistemáticas torturas tanto físicas como psicológicas que les aplica el gobierno nacional a los presos políticos y a sus familias, sino que también pudimos constatar con dolor el grado de manipulación a la que está sometida nuestra justicia por parte de una cúpula corrupta que gobierna autoritariamente a nuestro país.
Todo fue absolutamente sorpresivo. Durante la madrugada del sábado pasado, en una actuación por demás irregular, se apersonaron en la prisión militar de Ramo Verde un grupo muy numeroso de efectivos militares y de inteligencia, quienes, de forma violenta y amenazante, destrozaron las celdas de Leopoldo y Daniel, llevándose a Ceballos para entonces a un destino desconocido, ya que ni sus abogados, que según manda la norma jurídica deben ser notificados por el tribunal sobre cualquier traslado de su defendido, tenían información alguna sobre su paradero.
Fueron horas de mucha angustia las que nos tocó vivir a todos, pero muy especialmente sus esposas Lilian Tintori y a Patricia de Ceballos, dos mujeres valientes a quienes respeto y admiro por el temple que han demostrado tener al hacerle frente a las embestidas del gobierno nacional.
Al enterarnos que Daniel estaba internado en una cárcel de presos comunes en el estado Guárico, partimos enseguida para allá con el propósito de conocer mejor su estado, defenderlo y apoyarlo.
La situación fuera de la cárcel fue muy confusa. Nos habían dicho que Daniel estaba en la PGV (Penitenciaría General de Venezuela), pero luego el Defensor del Pueblo Tarek William Saab declaró en medios de comunicación que Daniel no estaba allí. No fue sino hasta varias horas después que logramos obtener una prueba de que Daniel efectivamente estaba allí: una fotografía de un hombre, vestido con uniforme de preso común, con la cabeza rapada y sentado en una colchoneta tirada en el piso.
En seguida la indignación nos dominó a todos. A parte de que supiéramos de antemano la naturaleza abusiva de quienes ejercen tiránicamente hoy el poder en Venezuela -esto gracias a los varios años de lucha a favor de la democracia que hemos tenido-, nos costaba entender tanta saña, tanto sadismo, tanta cobardía junta. Y fue entonces cuando nos enteramos de lo que pudo haber ocasionado el accionar energúmeno del gobierno nacional: Leopoldo había grabado dentro de la cárcel un vídeo para hacerle llegar un mensaje a los venezolanos, algo que obviamente molesta a quienes quieren lapidar cualquier vestigio de pensamiento crítico en el país.
Como ya es costumbre, la maquinaria comunicacional del gobierno se dispuso a tergiversar la realidad diciendo que el mensaje grabado por Leopoldo era una prueba irrefutable de un plan subversivo, y que por eso las autoridades habían tomado las medidas ya conocidas por todos. Enseguida un recuerdo me vino a la cabeza.
El 27 de noviembre del año 1992, mientras los cielos de Caracas eran surcados por aviones que incluso llegaron a romper la barrera del sonido y a lanzar algunas bombas, se transmitió un mensaje de Hugo Chávez desde la cárcel de Yare. En él, Chávez dijo cosas como: “se agotaron los medios pacíficos para lograr los cambios en la organización y conducción del Estado”, “los equivocados defensores del gobierno deben deponer sus actitudes” y “pueblo de Venezuela pedimos tu apoyo para el nuevo gobierno constituido por la junta patriótica”.
Ese mensaje con una clara incitación a la violencia, al desconocimiento y al irrespeto de las opiniones e ideas distintas, y abiertamente contrario al orden constitucional y a la democracia, fue celebrado por quienes hoy señalan el de Leopoldo como subversivo por decir cosas como: “invitamos a los venezolanos a construir un camino juntos, en paz y en democracia, para lograr el cambio por las vías que nos permite la constitución”, “salgamos a las calles sin distingo de ideología o de afiliación partidista, en paz y en democracia” y “pedimos que se fije definitivamente la fecha para las elecciones parlamentarias y que se cuente con la observación electoral de la OEA”.
Mientras Chávez llamó a la violencia para lograr el cambio, Leopoldo llama a la paz. Mientras Chávez dividió y llamó a la rendición a quienes no estaban de acuerdo con su propuesta golpista, Leopoldo une y llama a superar las diferencias ideológicas y de afiliación partidista. Y mientras Chávez pidió reconocer a un gobierno de facto impuesto a bombazos, Leopoldo pide definir la fecha de las próximas elecciones para lograr el cambio a través de vías constitucionales.
Las diferencias entre los dos líderes saltan a la vista y con ellas el cinismo del gobierno que hoy pretende disfrazarse de defensor de la democracia para justificar su perfidia.
Por esta razón y en solidaridad con Leopoldo López y Daniel Ceballos, quienes hoy siguen sumando horas en huelga de hambre por la libertad y el encuentro de todos los venezolanos en paz y democracia, nos vemos este sábado 30 de mayo de 2015 en las calles de nuestra Venezuela.
Por Alfredo Jimeno R.
Concejal de Chacao
Twitter: @AlfredoJimenoR