Aunque desde hoy Clint Eastwood es un hombre de 85 años, este actor, cineasta, productor y guionista no tiene intenciones de retirarse del mundo del cine. Tras construir una carrera como héroe de western, ahora es considerado uno de los mejores directores de Hollywood, y espera que siga siendo así por varios años más.
Prueba de la vigencia del también compositor es “Francotirador”, su última película. La producción recaudó 539 millones de dólares y estuvo nominado a 10 premios Oscar. Eastwood, que saltó a la fama interpretando a un vengador encarnizado en el spaghetti western “Por un puñado de dólares” y a un policía implacable en “Harry el sucio”, comenzó a mostrar un lado sensible en su obra como realizador.
En la feria CinemaCon, éste héroe sensible de Hollywood confesó que sus dos películas preferidas como realizador eran “Los imperdonables”, de 1992, y el drama sobre una boxeadora “Million Dollar Baby” de 2004, en el que justifica la eutanasia.
Los cuatro premios Oscar que recibió Eastwood fueron como productor y director de esos dos largometrajes. “Tengo la suerte de poder seguir trabajando” dijo en 2005 en la ceremonia de premiación al recibir las estatuillas al mejor director y a la mejor película por “Million Dollar Baby”.
“Curiosidad natural”, respondió hace poco cuando le preguntaron el motivo que lo llevó a ubicarse detrás de las cámaras. Aunque evidentemente la edad también jugó un papel en esa decisión. “Un día miras a Eastwood en la pantalla grande y ves a un tipo al que ya no quieres ver. Y entonces puedes dedicarte a dirigir”, bromeó.
Pero afortunadamente Eastwood no se cansó todavía de verse en pantalla. Luego de protagonizar “Gran Torino” (2008), donde interpretó magistralmente a un obstinado veterano de guerra, Eastwood dejó entrever que quería dejar de actuar y dedicarse exclusivamente a dirigir.
Sin embargo, hace tres años volvió al ruedo con “Las curvas de la vida”, donde encarna a un viudo cazador de talentos de béisbol, que a pesar de su edad, siente que aún no ha pasado su mejor momento. El papel se parece bastante a él mismo: Eastwood, hijo de un trabajador metalúrgico de San Francisco, sigue teniendo un corazón rebelde que no da tregua.