Las mafias de sicarios hacen de las suyas. Ramón Jiménez, presidente de un sindicato de la construcción, fue asesinado el pasado mes de abril a manos de esos matones. Ese escándalo conmovió a los trabajadores, pero ocurre a diario con venezolanos anónimos como víctimas.
Los policías de Chacao, Sucre y el estado Miranda protestaron públicamente por el estado de indefensión en que se encuentran. Es noticia cotidiana que guardias nacionales y policías son asesinados por el hampa. Ocurre en toda la geografía nacional.
Hace dos días cuatro policías fueron acribillados en El Callao, estado Bolívar. Como ocurre en todos esos enfrentamientos, los maleantes portaban armas de mayor poder de fuego que las de los policías, quienes eran los débiles en la confrontación.
El hampa tomó el país. Está en todas partes. Es crimen organizado. Mafias de robo de vehículos. Mafias de tráfico de armas y municiones. Mafias en los portones de las empresas. Mafias en las cárceles y en el tráfico de drogas. Mafias en los negocios de cemento, de aluminio, de todo.
Han hecho del sicario un nuevo rol en la sociedad venezolana. Abundan esos asesinos por encargo. No vale el cuento aquel según el cual vienen de Colombia.
Las policías municipales y estatales se encuentran a merced de las bandas. El Gobierno impone a esos organismos restricciones para operar que no les pone a los pranes. Los delincuentes portan fusiles, granadas y dispositivos que hasta hace unos años solo eran de uso militar. Ahora son armas de guerra y del malandraje.
A nadie engañan. En los pueblos la gente sabe que los policías se esconden cuando los pranes salen. El “Picure”, el “Chingo” y centenares de jefes de bandas son más temidos que esos militares con cuarenta escoltas en siete camionetotas que no asustan a ninguno de esos grupos antisociales y son el hazmerreír de una sociedad que los sabe pantalleros e inútiles.
Así está el país: los policías asustados y los pranes, sicarios y malandros actúan impunemente gracias a jueces, fiscales y jefes de organismos de seguridad que se llenan la boca hablando del país potencia y de una supuesta revolución mientras las funerarias y los cementerios ya no se dan abasto.
Nota de prensa.