“Quiero advertir que yo nunca he sido chavista”, aclara Yoel Acosta Chirinos, uno de los líderes emblemáticos de la rebelión militar del 4 de febrero de 1992. Arrellanado en una silla del auditorio del Colegio de Médicos de Maracaibo, espera su turno para intervenir en un foro sobre la crisis económica y social de Venezuela.
“El chavismo quizás sea un estilo de vida, o una manera de ver las cosas desde el punto de vista político”. Asegura que criticó el personalismo, de frente, durante los primeros años del mandato del fallecido Hugo Chávez.
“Le advertía que no debería dar alas al chavismo, sino al bolivarianismo. Él era el líder del proceso, más no el inspirador del mismo”. La fuente de inspiración del MBR- 200, recuerda, es el bautizado por los rebeldes como “árbol de las tres raíces”: Ezequiel Zamora, Simón Rodríguez y Simón Bolívar.
Perdida esa infusión ideológica, comienza la “debacle”. Acosta Chirinos no escatima en la descripción de su propio desencanto. “De pronto no se dieron cuenta de que la línea de acción política era la luz bolivariana”.
—¿Tiene algún diagnóstico que de la economía chavista?
—Chávez se vuelve exageradamente populista y empieza a regalar todo. Eso fortalece los antivalores, porque pareciera que no cuesta nada tener algo. Entonces tenemosun caudillo, un mesías, que nos da todo y seguimos con el rentismo petrolero. Cómo decirle al hombre que está acostumbrado a recibir las cosas sin mucho esfuerzo, acostado en un chinchorro, que hay que levantarse del chinchorro para que vaya a producir, para que no se convierta solamente en un consumidor. En este momento estamos sufriendo las consecuencias de ese exagerado populismo. Tenemos que empezar a producir realmente los rubros que necesitamos para autoabastecernos y no depender de la importación.
—¿La Fuerza Armada Nacional Bolivariana está más inmiscuida de la cuenta en la política?
—No se necesita mucho mojo para ver lo que ocurre. Toda la praxis política que se ha desarrollado en la institucionalidad venezolana refleja lo que el caudillo quería: control absoluto del poder. En este momento hay una hegemonía terrible dentro del Estado, manejado por el Gobierno, que quiere imponer toda su voluntad y no la voluntad popular.
—¿La guerra económica es real, o es un enemigo inventado desde el propio Estado?
—Esas subidas del dólar todos los días es una estrategia de ellos para poner de rodillas al empresariado. Porque, ¿quién sale ganado ahí? Los empresarios que están con el Gobierno, que hacen el negocio de su vida.
—¿O sea que hay complicidad entre el Gobierno y Dólar Today?
—Sin duda, es evidente. Todo está muy claro. El problema es que no tenemos oposición y el pueblo anda cada quien por su lado, no hay unión. Se impone la necesidad de la unidad del pueblo. Los culpables de todo este desastre son los partidos políticos que han gobernado en este país, sean de derecha o de izquierda. Porque eso se confundió todo, aquí no hay derecha ni hay izquierda. Ya la gente anda buscando hacia el centro. La debacle de la derecha ya ocurrió, y la debacle de la izquierda está ocurriendo.
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