Raúl Castro impidió la visita de Nicolás Maduro al Vaticano; le explicaron que la oposición había picado adelante al promover la carta firmada por más de 100 expresidentes demócratas del mundo pidiendo al papa Francisco que intercediera por los presos políticos. El sumo pontífice iba a plantearle una amnistía general. Maduro estaba empecinado en ese encuentro donde solicitaría una mediación con Estados Unidos para levantar las sanciones a varios funcionarios y la inconveniente investigación contra el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, que muestran a Venezuela como un narcoestado. La entrevista del obispo de Coro, monseñor Roberto Lückert con el papa, donde expuso la grave violación de los derechos humanos en el país y lo difícil que la tiene la Iglesia para cumplir su misión evangélica, al tener prohibición de visitar las cárceles, fue un anticipo del regaño que le esperaba a Maduro.
Los cubanos manifestaron que esa visita no era conveniente, además, la persona más cercana a Francisco es el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, que fue nuncio en Venezuela y le toco aguantar varios chaparrones, incluso, presenció durante una sesión solemne en la Asamblea Nacional los insultos del extinto “comandante eterno” contra la Iglesia y el cardenal Urosa. Sabe de qué son capaces porque lo vivió en carne propia. La orden a Maduro para que se declarara enfermo vino de Cuba y hasta le negaron el avión presidencial de Cubana de Aviación, con la excusa de que no se lo podían facilitar porque estaba en mantenimiento.
Otro testigo estrella
No encuentran cómo apagar el escándalo divulgado por la prensa internacional de las investigaciones por presunto narcotráfico del presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. Según nuestras fuentes de inteligencia, venían buscando al personaje idóneo que sirviera como testigo estrella para inculpar a un diputado opositor en el abominable crimen de Robert Serra y centrar la atención de la opinión pública en el caso.
El montaje parece haber tenido el visto bueno del presidente Juan Manuel Santos, pues mantuvo paralizada la extradición del autor material, Leiver Padilla, alias “el Colombiano”, hasta que apareció en escena el exconcejal de Cúcuta, Julio Vélez, prófugo de la justicia colombiana desde 2010, por el asesinato de su esposa. Vélez perteneció al Partido de la U y podía incriminar al expresidente Uribe y a personas de su entorno en el asesinato. Según la fuente, a Vélez no le ofrecieron dinero porque maneja cuantiosos recursos, le prometieron estar preso el menor tiempo posible, simular una fuga y finalmente llevarlo a Cuba a cambio de no ser extraditado. Por eso vimos a “Julito” Vélez esposado, pero muy sereno y sonriente, durante su captura, encabezada por el ministro de Interior, Justicia y Paz, Gustavo González.
Tic tac
Saime: el caso del presunto narcotraficante Richard Cammarano, detenido el mes pasado en Maiquetía, en compañía de la exmagistrada del TSJ Miriam Morandy, descubrió una de las bandas en el Saime que permiten la entrada y salida del país a personas solicitadas por tribunales o extranjeros sin visa, especialmente sirios y chinos. Acaban de ser destituidos el director nacional de Migración y Extranjería, Edison López, y el inspector nacional, comisario José Bonaldi, cuyo asistente, Richard Aponte, acompañaba a la exmagistrada y a Cammarano cuando fueron detenidos con una orden de aprehensión de la ONA.
Dato a Interpol: según nuestras fuentes de inteligencia, Yonny Bolívar, asesino de la intérprete de señas de Venevisión, Adriana Urquiola, se encuentra “aguantado” en Cuba donde “jinetea” a sus anchas.