El término “inhumano” lo define el DRAE sencillamente como “falto de humanidad”. Muy simple.
Pero muy complejo también, porque esta definición encaja perfectamente dentro de la forma de actuar del régimen castro-chavista – y ahora madurista – que gobierna a Venezuela desde hace 16 años.
En los últimos 2 años, gobernando Maduro, la intensidad del nivel de inhumanidad se ha agudizado. La represión y el maltrato hacia todos los venezolanos, chavistas y no chavistas, está llegando a niveles alarmantes. Tan alarmantes que otros gobiernos, otrora vergonzosamente callados, están comenzando a hacer sentir sus voces.
Mucha agua ha corrido debajo del puente desde los tiempos aquellos en los cuales Chávez se llenaba la boca diciendo que su revolución era “humanista”. Se hablaba del famoso hombre nuevo, ese que cambiaría la “detestable” forma de ser, pensar y actuar del venezolano hasta ahora.
Bien, ya vemos las características del hombre nuevo. Lo que nos han mostrado es un individuo sin corazón, sin compasión, sin alma. Un ser nulo. Una piltrafa humana. El madurismo hace lo imposible por vendernos lo que no es. Uno recuerda aquellas campañas del corazón de Chávez.
En un ambito distinto, se saltan todas las leyes y convenciones sobre Derechos Humanos. Parece que actuaran con la mentalidad de los años 40 o 50, cuando el tema de DDHH no tenía en el mundo la relevancia que tiene ahora.
La conducta del gobierno de Maduro con respecto a presos políticos de renombre como Leopoldo López o Daniel Ceballos no puede ser tildada de otra manera que asquerosa.
El contraste con el trato que se le dio a Chávez y su combito de golpistas en el 92 es dramático. A Chávez se le permitía de todo. A López y Ceballos se les trata como a unos criminales de la peor calaña.
Aparte de estos casos emblemáticos, existen los casos de los estudiantes, decenas que siguen presos y centenas en régimen de presentación. Igual los olvidados policías del 11 de abril, militares a montones e importantes dirigentes empresariales.
Ni hablar de los miles y miles de venezolanos exilados por razones políticas así como la cantidad de compatriotas que dentro de Venezuela son hostigados por los organismos de seguridad del Estado.
El gobierno de Maduro no hace el menor caso a las recomendaciones y exigencias de los organismos internacionales defensores de DDHH. La reciente visita de Felipe González es estigmatizada por el gobierno. Según Maduro, González sería un “político decadente de una derecha europea”. Qué risa. Y qué imbecilidad…
La inseguridad, la escasez y la inflación terminan acabando con derechos elementales como el derecho a la vida y el derecho a la alimentación.
En resumen, el gobierno va conculcando progresivamente todos los derechos de los venezolanos.
Nos vamos quedando sin derechos. Y sin humanos.