En el fútbol no se puede prever el futuro. Quien elija el camino de los “visionarios” lo hace consciente de que lo suyo es mentir y “vender humo”. Sí existen, por otro lado, sensaciones, y basadas en ellas uno decide creer o no en un futuro mejor. Mi confianza en esta selección nace ahí, en el espacio menos objetivo de mi ser.
1) Juan Arango. Es la oportunidad para dejar una última postal para el jugador más importante de nuestra historia. Su liderazgo silencioso se ha sentido en cada entrenamiento en el que se ha dejado la piel para sumar partidos que extiendan su carrera vinotinto.
2) Los veteranos. No hago referencia al momento de cada uno de ellos en sus equipos porque, entiéndase bien, éste no es extrapolable a la selección. Lo que los futbolistas más experimentados de esta selección sí poseen es una larga trayectoria al mando de Noel Sanvicente y conocen las exigencias del DT. Si ellos transmiten a los jóvenes esa intensidad, el equipo competirá.
3) Herramientas. Lo que más ha acaparado líneas y charlas en este ciclo es la presión alta, como si de la receta de la Coca-Cola se tratara. Noel, como buen entendedor, ha ido descifrando las virtudes de sus dirigidos y por ello ha adecuado la idea inicial a la que se verá en la Copa. Esa negociación le otorga al jugador la confianza necesaria, ya que se siente dirigido por alguien que lo comprende. Un equipo es mucho más que ese simple detalle que consume las horas de quienes se niegan a identificar en un equipo de fútbol un organismo vivo y multifacético.
4) El caos peruano. Ricardo Gareca es un buen entrenador que aún no sufre las consecuencias del contexto en el que vive. Su selección está repleta de grandes jugadores que hace tiempo perdieron la noción de que a este deporte se juega en equipo y necesita de la solidaridad para que eso sea una realidad y no un simple postulado. El poco tiempo que lleva “El Tigre” al mando del equipo inca hace suponer que no ha tenido oportunidad de implementar todas las modificaciones que desea. Por ello, hoy por hoy, Perú es un rival al que se le pelea de tu a tu.
5) La presión sobre Colombia. El equipo de Pekerman es uno de los candidatos a llevarse el trofeo continental. Pero también, por lo que esa presión pesa y molesta, hay que dejar abierta la puerta a la incertidumbre. Jugadores extraordinarios bajo la dirección técnica de un gran entrenador pareciera ser una combinación infalible, pero esto es fútbol y todo puede pasar, más cuando se enfrentan rivales que se conocen tanto como los cafeteros y los criollos.
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