Este jueves, durante el segundo día consecutivo de protestas que protagonizan sus familiares, un grupo de presos logró violentar los candados y derribar una reja, en un intento por huir de los calabozos del Cicpc-Táchira, pero fueron recapturados al no lograr salir del edificio; mientras que afuera, sus parientes trancaron la vía para denunciar que los casi 200 privados de libertad están siendo sometidos a presuntas arbitrariedades e irregularidades.
El miércoles después del mediodía iniciaron las protestas de los familiares, que criticaban que los presos estuvieran hacinados en calabozos, que por su figura de transitorios no estaban acondicionados para extensas permanencias, pues aseguran que allí hasta hay internos que ya han sido condenados por sus delitos; es decir, conviven desde supuestos “guarimberos” hasta asesinos sentenciados.
La entrada de la sede detectivesca fue acordonada por funcionarios antimotines de la Guardia Nacional que evitaron el ingreso a la misma, mientras que los también efectivos antimotines de la PNB ingresaron a sus instalaciones para retomar el control de los calabozos.
Y es que según los enardecidos y angustiados familiares, el acuerdo que hicieron con la Defensoría del Pueblo el día anterior, en el sentido de permitir visitas todos los domingos; ingresarles a los presos alimentos; jugos; medicamentos; ropa y cobijas, no les fue respetado ayer.
Por su parte, Analí Villa explicó que, efectivamente, los presos sí intentaron darse a la fuga “porque se dieron cuenta que nos mintieron. Lo que desde el miércoles estamos denunciando es que aquí hay retardo procesal, son muchas las humillaciones que les hacen los funcionarios a nuestros familiares. Los golpean sin razón. Hoy no nos permitieron ingresarles comida. Los funcionarios son tan malos, que nosotros les escribimos a nuestros parientes presos, en las tapas de los envases con comida, que los queremos, que tengan fe; las madres les envían bendiciones y cosas así, y ellos se las quitan y las botan para que no los lean. Los PTJ dicen que esto no es un penal, que es un calabozo transitorio, pero qué culpa tenemos, si ahí es donde los tienes, por qué entonces no los han trasladado a un reclusorio adecuado”.
Dijo que “los PTJ agarraron a batazos y palazos a los que intentaron huir, pero es que llegamos hoy (ayer) para traerles ropa y comida, y no lo permiten. La ropa y la comida que les trajimos el miércoles, los funcionarios las botaron. Ahí, en esos calabozos, hay presos con sarna, hay uno enfermo de tuberculosis; hasta donde sabemos, entre hombres y mujeres hay 190 internos, y esos calabazos solo tienen capacidad para 70”.
La angustia de los familiares se incrementó cuando comenzaron a llegar al Cicpc varias ambulancias; sin embargo, minutos después corroboraron que no había presos heridos. Un oficial de la PNB trató de dialogar con los manifestantes para explicarles qué estaba ocurriendo adentro, pero esto fue imposible, los gritos y reclamos de las mujeres no permitieron el diálogo.
Más tarde el coordinador regional de Defensoría Pública, Henry Acero, pudo lograr el cometido y se comprometió a servir de mediador entre ellos y el Cicpc, a fin de conseguir una solución lo antes posible.
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