Cada año, en pleno solsticio de verano, al sur de China, en la provincia de Guangxi, para ser más precisos, se lleva acabo el ‘Festival del Lichi y la Carne de Perro de Yulin’. Horror para algunos activistas, un método común de supervivencia para el 80 por ciento de los 600 mil habitantes que esperan adquirir y deleitarse con carne de perro.
Apenas este lunes inició el controvertido festival, pero para los asistentes no hay polémica.
La carne de perro es un manjar. Es nutritiva”, dijo una mujer que afirmó llamarse Huang.
El sitio se ha transformado en un frente de batalla en el que activistas defienden los derechos de los animales, mientras los clientes ‘degustan’ un trozo de perro crujiente o en guisado, así como si se tratara de cordero, pato u otras carnes.
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