El mejor boxeador de los últimos tiempos Floyd Mayweather se dio otro gran gusto gracias a la fortuna que consigue cada vez que pisa un ring. En esta oportunidad, el púgil norteamericano se compró la máxima joya sueca: el superdeportivo Koenigsegg CCXR Trevita.Reseñó Infobae
Pero esta maravilla de la ingeniería sueca no es para cualquiera. Sólo hay tres disponibles en el mundo y sólo por encargo, lógicamente. Para conseguirlo, el campeón mundial deberá firmar un cheque de 4.800.000 dólares y así engrosar la flota de superdeportivos que tiene estacionados en sus propiedades. El total de estos “caprichos” de Mayweather suma alrededor de 55 millones de dólares y está compuesto por Ferraris, Porsches, Lamborghinis, Mercedes Benz, Bentleys, Rolls Royces, Bugattis y un jet privado.
Las prestaciones de esta máquina son casi insuperables y es por eso que el boxeador multimillonario se vio tentado. Acelera de 0 a 100 km/h en tan sólo 2,9 segundos y de 0 a 200 km/h en apenas 8,75 segundos. Pero una de las características más sorprendentes es el tiempo que le toma acelerar de 0 a 200 km/h y volver a 0: esa secuencia la consigue en tan sólo 13,55 segundos.
La velocidad máxima es digna de un Fórmula Uno: más de 410 km/h y puede frenar en 32 metros si su velocidad es de 100 km/h. Todo esto lo logra gracias a su increíble motor Koenigsegg Aluminium V8 de 4,8 litros y 4 válvulas por cilindro. Mayweather tampoco deberá preocuparse por los arreglos que deba afrontar. Esta máquina sueca se vende con una garantía de cinco años, tiempo suficiente para alimentar la voracidad del campeón por los superdeportivos.
El automóvil aún no ha sido entregado, por lo que no hay registro fotográfico de Mayweather junto a su nueva adquisición como sí lo hay del púgil junto a sus demás deportivos. Sólo es cuestión de tiempo para ver subir sus fotos en su cuenta de Instagram y ostentar su nueva compra.
Gracias a su popularidad y su talento como boxeador, Mayweather consiguió por segundo año consecutivo situarse como el deportista mejor pago del año según la revista Forbes. En 2014, su fortuna se acrecentó 300 millones de dólares. Suficientes para seguir calmando sus “caprichos”.