El análisis a la actual situación política venezolana, no nos puede llevar al escepticismo ni a la desconfianza. Solo el trabajo y la acción política nos aportarán optimismo y confianza. Cuando escuchamos a la gente, que con desesperanza expresa: “Esto no lo cambia nadie.” Es sin duda, una queja contra lo establecido. Pues, en el fondo, muchos quieren que las cosas cambien, para bien, hacia lo ético. Esta frase es fruto de un análisis doloroso que demarca desconfianza en contra de la generación política actual y de coterráneos; pero jamás, es pretensión de habituarse al abuso y al delito. Al contrario, lo grave de la crisis político-económica del país impulsa a seguir luchando en defensa de la patria y de la gente. La dinámica de las reservas éticas de las naciones, actúa para esclarecer y dar respuestas a frases y condiciones que pudieran frenar las posibles salidas, el desarrollo, la prosperidad y el bienestar de los pueblos.
El desarraigo, el despojo de las buenas costumbres, la frase temeraria, la inmediatez, el dinero fácil, la corrupción gubernamental, la falsa apariencia, la doble personalidad, la falta de criterio, la impunidad, son unos de los tantos flancos, por donde se escapa la conciencia ética del país. Contra todas estas miserias humanas, surge el carácter de los venezolanos, que de alguna manera, sale a dar a conocer su sentido democrático y de justicia. Ciertamente, cuando la realidad esclarece los sentidos e impulsa a la lucha contra la usurpación y la arbitrariedad, se podrá decir con optimismo, que se está cerca de la salida del túnel, donde no hay posibilidad de regreso; pero sí la de avanzar en los hechos, para lograr un futuro más promisor. Por eso, podemos agregar, que cuando la verdad sea indetenible como la erupción de un volcán, colocará a todos en plan de emergencia y disposición para darle solución a los problemas. Las crisis son advertencias que la clase política no puede eludir. La peligrosa crisis política actual del país, ha de discutirse sin parcialidad y sin pasiones personales. Del análisis político, responsable y profundo, dependen las medidas y soluciones que han de lograrse.
Podríamos apenarnos ante lo que escribió el político y escritor mexicano Ricardo Flores Magón (1873-1922): “Los sumisos, los mansos, los indiferentes, los sufridos, los resignados, son la masa, la muchedumbre, que con su pasividad, su modorra y falta de carácter hace lento y doloroso el avance de las sociedades.” Pero los venezolanos, por lo contrario, siempre han luchado y están dispuestos a salir de la presente pesadilla. En consecuencia, bajo ningún pretexto podrán repetirse errores del pasado ni del presente. De esta manera, se abrirán las puertas a nuevas políticas, a capitales frescos, a la inversión y a la producción.
Los partidos que se oponen a los abusos del gobierno de Nicolás Maduro, estratégica e ineludiblemente van unidos, de hecho y de espíritu, hacia las próximas elecciones parlamentarias del 6 de Diciembre. Lo coyuntural, la voluntad única y principista, de la Unidad Democrática, es asirse a la firme opción del triunfo que la realidad actual le coloca en las manos. Solo el poder del voto destruirá al poder que destruyó al país, a sus libertades y al bienestar de la gente.
Víctor Vielma Molina/Educador/victormvielmam@gmail.com