Karl Krispin: La literatura no ayuda a curar el hambre

Karl Krispin: La literatura no ayuda a curar el hambre

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Karl Krispin, escritor y profesor universitario, es entrevistado por Daniel Fermín para el diario El Universal en ocasión de la publicación del libro de cuentos 200 breves. Krispin, su autor, dijo entre otras cosasNo creo en esa vieja versión del autor que sufre el dolor. A mí me parece divertido, gozoso, escribir”





 

Daniel Fermin / El Universal

 

Todo comenzó por un concurso de microrrelatos que organizó la revista colombiana El Malpensante hace ya 15 años. Las bases exigían que ningún texto superara las 100 palabras. Tanto le gustó el género a Karl Krispin (Caracas, 1960) que desde entonces no deja de escribirlo. Primero fue Ciento breve (Fundación para la Cultura Urbana, 2004); ahora, 200 breves, que fue publicado por Oscar Todtmann Editores.

Al narrador venezolano le tomó tres años terminar el libro. Escribió los textos por el mero placer que le produce hacerlo, sin pensar en un lector modelo. “No creo en esa vieja versión del autor que sufre el dolor. A mí me parece creativo, divertido, gozoso, el acto de escribir. El minicuento, al circunscribirte a un espacio tan limitado, te obliga a ser mucho más certero en lo que vayas a decir. Esa noción de certidumbre me anima muchísimo a practicarlo”, dijo Krispin, que ya planea otro volumen de 300 relatos.

200 breves tiene un texto sobre un poeta revolucionario que se va de vacaciones a Pionyang, otro acerca de un profesor que se lleva el papel tualé de los baños por la escasez. La actualidad de Venezuela se cuela en cuentos que parecen apuntar más del divertimento. “La realidad siempre nos sorprende con sus esquinazos. Nadie puede suprimirse de ella. Eso no quiere decir que esa realidad que ingresa en la literatura sea la realidad real. Es otra distinta, es un refugio”.

Karl Krispin tiene claro que los libros no pueden hacer nada ante los conflictos sociales/políticos de una nación. Sólo reflejarlos, o retratarlos. “La literatura no tiene ninguna virtud, ni pedagógica, ni para resolver problemas, ni para ayudar a curar el hambre en el mundo. La literatura, si tiene algún hecho de salvación, es para el lector de forma individual. Pensar que los libros sirven para algo, que salven, es una pretensión fuera de todo contexto. La literatura es un hecho hedonista. Nada más”.

La mayoría de los cuentos de 200 breves son anécdotas curiosas o hechos autobiográficos: la ocasión en la que visitó la casa en que alguna vez vivió Jorge Luis Borges en Buenos Aires, o la conversación en la que Arturo Uslar Pietri explicó su significado de la palabra “arrecho”. Todo en 100 palabras. “El cuento no sólo me permite salir de experiencias sino que es necesario para drenarlas. No hay mejor forma de alcanzar una situación que contándola. Cuando se narran las cosas, comienzan a existir. La literatura es un argumento de existencia. También es una evasión maravillosa, un viaje hacia la creación. Si fuera un simple reflejo de la realidad estaría tan llena de miserias como la propia realidad”, concluyó Karl Krispin, que trabaja en su cuarta novela. Su obra alterna entre lo breve y lo extenso. 

dfermin@eluniversal,com

 

/LP