Yossul Urdaneta fue al supermercado el pasado fin de semana. Pretendía comprar verduras y fue un insulto lo que encontró. En un primer intento entró a un local ubicado en la avenida Fuerzas Armadas, en Maracaibo. No pudo comprar nada, reseña La Verdad.
Lo mismo le pasó al día siguiente en un supermercado de un Centro Comercial. La gerencia de ambos establecimientos no le permitió llevarse los productos que requería porque no pudo activar la captahuella dispuesta en las cajas. Yossul nació sin brazos, así lo certifica un carnet emitido por el Consejo Nacional para las Personas con Discapacidad (Conapdis). En su cédula de identidad también se especifica su condición.
Los encargados de los locales le explicaron que debía solicitar en la Intendencia de Maracaibo un documento que constatara su impedimento físico. En este organismo fue atendida y se le entregó una constancia que explicaba que sus brazos habían sido amputados. Ella se sintió irrespetada porque su discapacidad es de nacimiento.
Su dificultad física es evidente y no hay manera en que pueda activar una captahuella, por eso su documento de identidad, además de mostrar sus datos, explica su condición.
Esta es la primera vez que no logra comprar alimentos a causa del sistema biométrico. En su denuncia fue muy firme. El sistema biométrico para la compra de productos regulados en los mercados públicos se inició en abril del año pasado.
Desde la puesta en marcha de este sistema cientos de irregularidades se han detectado. El caso de Yossul es muy distinto. Ella no tiene huellas que colocar y eso no le molesta. No pide que en su próxima visita a los comercios le vendan las cuatro compotas que quería. Con un sonrisa, solo pide respeto para las personas con una dificultad mayor que lidiar con una máquina o una normativa que no deja espacio para la sensatez.
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