El gobierno mexicano, en coordinación con la paraestatal Pemex, desplegó 700 policías federales para vigilar los ductos de combustible de la zona noreste del país, un área que a principios de julio sufrió desabastecimiento debido a robos que en general se vinculan al crimen organizado. EFE.
Los agentes se encargarían de labores de seguridad y vigilancia en el poliducto que abarca los municipios de Ciudad Madero, en el estado de Tamaulipas, y Cadereyta de Jiménez, en el de Nuevo León, ambos fronterizos con Estados Unidos, informó el sábado la Policía Federal en un comunicado.
Ese ducto “es uno de los más importantes del norte del país para el abasto de hidrocarburos”, añade la nota. Sin embargo, “en últimas fechas se ha visto vulnerado por grupos delictivos que realizan actividades ilícitas”.
Los policías federales realizarán labores de inteligencia, seguridad y vigilancia en tierra y aire a lo largo de los 486 kilómetros de las instalaciones, así como recorridos por las carreteras aledañas e inspecciones a vehículos que transportan hidrocarburos.
El operativo, que se pone en marcha con la colaboración del ejército, la marina y la inteligencia mexicana, se reforzará día y noche con dos helicópteros y con unidades áreas no tripuladas.
Los primeros días de julio, Petróleos Mexicanos tuvo que enviar camiones con combustible al estado de Nuevo León debido al desabastecimiento provocado por el incremento de los robos, generalmente realizados mediante perforaciones en las tuberías. Además pidió la importación de más gasolina.
El robo de combustible es un negocio creciente del crimen organizado, sobre todo de cárteles como los Zetas, con mayor presencia en los estados del Golfo de México, donde se encuentran algunas de las principales zonas petroleras del país.
En coincidencia con el anuncio del despliegue policial en el noreste, la fiscalía del estado de Guanajuato, en el centro de México, informó del desmantelamiento de una banda dedicada al robo de hidrocarburos en las ciudades de Irapuato y Salamanca.
En dicho operativo se aseguraron, entre otros materiales, 10.000 litros de diésel y gasolina, así como cuatro camiones. El combustible había sido robado de los ductos de Pemex con mangueras y bombas.