Si no lo estuviéramos presenciando con nuestros propios sentidos, no nos hubiéramos atrevido a imaginar hasta qué grado de cinismo sería capaz de llegar un régimen que, especialmente apoyado en la fuerza militar de la que se ha apropiado ilegítimamente, muestra cada vez con mayor énfasis un grotesco comportamiento que además de sufrirlo como integrantes de un pueblo tan digno como el venezolano, debemos cargar con parte de eso que llaman “pena ajena” ¡Qué pena con esos señores!
Decía el Presidente en estos días, después de su teatral anuncio sobre el apoyo de la oposición representada en la Asamblea Nacional a la posición oficial del Gobierno sobre la reclamación fronteriza ante el Gobierno de Guyana, que “por fin la oposición ha despertado” al adoptar una actitud de respaldo a una medida gubernamental. ¿Cómo les parece? ¿Quién puede creer a estas alturas que es la oposición y no el Presidente, personalmente, y todo su equipo de gobierno incluyendo los poderes constitucionalmente independientes pero en la práctica secuestrados por él y sus camaradas, quienes realmente han estado durmiendo durante estos últimos fatales años de la historia del país?
Por eso, no nos cansamos de repetirle sobre lo que a lo largo de todo este tiempo se le ha venido alertando, en relación con las continuas acciones de los gobiernos guyaneses en su pretensión de apoderarse de lo que consideramos territorio venezolano en el Esequibo, mientras él como canciller por seis años consecutivos, uno como vicepresidente y dos como Presidente de la República, no solo dormía su tolerante y cómplice sueño chavista de regalarle prácticamente el petróleo de todos los venezolanos a los guyaneses a cambio de apoyo político que le permitieran a Chávez y al propio Maduro erigirse en “líderes continentales”
Pero, como es sabido, criollamente hablando, debido a que les “salió el tiro por la culata” ahora apelan a una de sus acostumbradas artimañas, de llamar a la “unidad de la nación” para apoyar a quienes actúan de una manera grosera y utilizar el chantaje y la descalificación contra quienes se atrevan a hablarles con claridad a la población. Y lo hacen, precisamente, en los momentos cuando se aproxima un proceso electoral en el que se saben ampliamente derrotados.
Ya lo advertimos también en su oportunidad, el camino hasta el 6 de diciembre está lleno de trampas que comenzaron a armar personeros del régimen con la complicidad de instituciones también secuestradas como el Consejo Nacional Electoral, donde se incluye la imposición retardada de la inclusión de un porcentaje de mujeres en las planchas; la inhabilitación de personajes de la oposición que cuentan con amplios respaldos populares y la acusación sin base contra líderes fundamentales de la democracia.
Pero el cinismo es el recurso predominante en el discurso presidencial, que se apoya en la mentira, para hacer creer que su inventada guerra económica es impulsada por la oposición, cuando todo el mundo sabe que en el país han cerrado unas siete mil empresas, según datos de dirigentes empresariales; que no hay alimento ni nada, porque esto formaría parte de la “conspiración” contra el gobierno, cuando es harto conocido que en el curso de los últimos 16 años, lejos de fomentar la producción nacional, se privilegió la importación de productos terminados y de insumos, y se alentó el ocio en el sector laboral, todo a costa del chorreón de dólares del que hicieron fiesta y gran parte distrajeron, para llevar al país a la situación de quiebra y escasez que hoy afecta a la población que ninguna culpa tiene de lo que hoy sucede.
Y como parte de este grotesco cinismo que caracteriza el régimen, conocemos ahora que el inesperado dominio que ejerce el hampa sobre gran parte del territorio nacional, formaría parte de la “conspiración internacional” de la que, de acuerdo con la versión del régimen, estarían integrando sectores de la oposición venezolana, y de la que responsabiliza directamente al líder de un gran sector de la población como Henrique Capriles, cuando todo el mundo conoce de los pactos de sectores del gobierno con malandros de varias zonas del país a quienes se les confió la “seguridad” de las personas en los denominados “territorios de paz”, copiando una experiencia de otros países, entre ellos de El Salvador, también fracasadas
Es decir, el gobierno chavo-madurista, nos es responsable de ninguno de los males que sufre el país; todo es culpa, según la manera de explicarlo a la población, de la maluca oposición. Pero lo cierto, lo visible, es que en estos momentos la inmensa mayoría de la población se ve privada de los más elementales beneficios de un país que vendió su petróleo a los más altos precios, recibió a lo largo de los últimos 15 años una cifra superior a los 1.500.000 millones de dólares; y quienes disfrutan de lo que representó esta bonanza son los “pobrecitos” allegados al régimen que “ninguna culpa tienen” del desastre económico, de insalubridad e inseguridad, en el que se encuentra sumido el país actualmente. Hay que “echarle coco” y no dejarnos engatusar por estos artistas de la trampa que nos gobiernan.
Twitter: JJMorenoA