El viernes 7 de marzo de 2014 la periodista estadounidense Christine Amanpour entrevistaba a Nicolás Maduro en Miraflores. “Presidente, ¿qué es lo que le preocupa en la noche y qué le impide dormir?”, preguntó para despedir el encuentro, reseñó El Nacional.
Por: Maru Morales
Luego de casi un mes de protestas contra su gobierno, con 24 personas fallecidas hasta ese día, una inflación anualizada de 57,3%, un desabastecimiento cercano a 60% y una popularidad en 45% y bajando, Maduro respondió entre risas: “¿A mí? Si yo duermo tranquilo. Duermo feliz, duermo como un niño”.
A un año y cuatro meses de esa confesión todos los indicadores empeoraron: las protestas dejaron 43 muertos que aún esperan justicia y según la fiscal general Luisa Ortega Díaz “la cifra oficial de homicidios en 2014 fue de 62 por cada 100.000 habitantes”; la inflación anualizada extraoficial hasta junio pasado era de 140%, de acuerdo con un comunicado divulgado por trabajadores del Banco Central de Venezuela; la escasez de alimentos alcanzó 60,7% en marzo de este año, según la última medición de Datanálisis; y la popularidad del presidente, dijo la encuestadora, era de 25,8% en mayo pasado.
Hinterlaces reveló a comienzos de julio que 62% de los venezolanos considera necesario que Maduro rectifique el rumbo para resolver los problemas económicos, que 56% está molesto con la situación y 70% preocupado.
¿Todavía Maduro duerme como un niño?
Es la economía…
Las más recientes encuestas de Datanálisis y Delphos coinciden en que el desabastecimiento, la escasez y la inflación se consolidaron como las principales preocupaciones de los venezolanos, incluso por encima de la inseguridad.
En marzo, Datanálisis informó que los problemas económicos (desabastecimiento-escasez, alto costo de la vida, colas para comprar comida y desempleo) preocupaban a 58,4% de las personas consultadas; 29,7% de ese grupo mencionó el desabastecimiento como el primer problema y 10,8% se refirió a las colas como su mayor angustia.
Félix Seijas, director de Delphos, aportó sus cifras más recientes: “Lo más preocupante para 80% de la gente en este momento es desabastecimiento y escasez. En segundo lugar, la inseguridad, que también está cerca de 80%, y muy cerca el alto costo de la vida con 60%”.
Luis Vicente León, director de Datanálisis, apuntó: “Si yo pudiera lanzar una hipótesis, diría que los números que más le van a preocupar al presidente son los que afecten la conexión popular para garantizar el triunfo en una elección y la estabilidad social. La inflación-desabastecimiento o temas económicos están socavando la conexión con la gente y eso lo debe preocupar porque tenemos en puertas una elección. La estabilidad puede verse amenazada por todo lo que afecta la calidad de vida de la gente: la dificultad para acceder a la comida y los medicamentos, el deterioro de los hospitales. Son asuntos que generan mucho malestar”.
…Y la popularidad
“La principal preocupación de ellos es mantener el poder”, apuntó Seijas. Dijo que ante la abrumadora realidad, la respuesta del gobierno es crear esperanza para tratar de crear la imagen de que el gobierno resuelve. “Saben que la opinión pública se mueve con sensaciones, a veces alimentadas por las realidades. Lo de la Cota 905, por ejemplo, se puede repetir en otras partes del país para transmitir la sensación de que se está haciendo algo contra la inseguridad y crear la esperanza. Recordemos que la gente vota por lo que piensa que se va a hacer, no por lo que se ha hecho”.
Rebelión en la granja
Luego de 15 años otorgándole al sector E de la población el mayor peso en el cambio o en la continuidad del rumbo político, el crítico escenario actual que golpea sin clemencia a los sectores C y D podría hacer que la pelota cambie de manos. León explicó: “El estrato E compensa sus ingresos con el bachaqueo porque que le da la oportunidad de combatir la inflación al indexar los precios de lo que venden a la inflación, aumentando sus ingresos en paralelo a ella. Pero tan grande como el estrato E (más de 30%) son los grupos C y D juntos (más de 40%), que son los asalariados, los trabajadores formales y los que sufren el peor deterioro. En este sector los contratos no se indexan y no hay forma de que puedan tener ingresos al ritmo de la inflación. Ahí están los riesgos, porque en algún momento ese grupo se puede manifestar masivamente agobiado por la crisis”.
2013 versus 2015
Seijas y León prevén la instrumentación de políticas de emergencia en la medida en que se acerquen las parlamentarias. Un nuevo “Dakazo”, es decir, una acción que estremezca la opinión pública, pero esta vez acompañada de otras disposiciones dirigidas a solucionar problemas puntuales, cohesionar al PSUV y debilitar a la oposición. Ya se comienzan a ver algunas señales claras.
Seijas expuso por qué la estrategia del gobierno frente a las parlamentarias no podrá ser la misma aplicada para las municipales: “Cuando el Dakazo,, la oposición venía de una derrota, le lanzaron el Dakazo y eso bastó para que el gobierno arrasara. Ahora el escenario es diferente. El gobierno necesita atacar más flancos: hacerles ofertas a los jóvenes, lanzar planes contra la inseguridad, despertar el nacionalismo, abastecer los anaqueles en el momento justo, desmotivar a la oposición atacando a sus figuras clave como Leopoldo López, María Corina Machado, Antonio Ledezma”.
León acotó: “El gobierno puede, un par de meses antes de la elección, utilizar lo que en inglés se denomina black swan (cisne negro); algo que no va a resolver los problemas pero que sí mueve a la opinión pública en el corto plazo. Mientras tanto, prueban el impacto de Guyana, la inhabilitación de María Corina; diferentes estrategias pero con el mismo objetivo: desviar la atención de la crisis, unificar al chavismo, dividir a la oposición y aumentar la abstención”.