En una clara manifestación de su alarmante impopularidad, el régimen de Nicolás Maduro enfrenta grandes problemas para movilizar a sus bases, y menos de un millón de personas votaron en las primarias del oficialista PSUV para las elecciones parlamentarias de diciembre pese a reiteradas amenazas lanzadas contra empleados públicos de que la abstención podría costarles sus puestos, dijeron fuentes cercanas a la situación.
Antonio María Delgado / El Nuevo Herald
La escasa participación es una de las principales razones por las que el régimen procedió a inhabilitar las candidaturas de algunos de los más populares dirigentes de la oposición y a buscar desmoralizar a sus oponentes de cara a unas elecciones que no puede darse el lujo de perder.
Según las fuentes, que hablaron bajo condición de anonimato, el número real de votantes de las primarias del 28 de junio fue mucho menos de un tercio de los 3.16 millones que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) anunció oficialmente, situación que genera gran preocupación en la cúpula del chavismo.
“Lo que quedó claro de las primarias es que fueron un fracaso total y absoluto. Metieron mucha intimidación a los funcionarios públicos para que fueran a votar, y la gente no les fue”, dijo una de las fuentes.
“Estos son funcionarios públicos, inscritos en el PSUV, que no fueron a votar. Les amenazaron con: ‘si no vas, te boto’ y no fueron. No les dio la gana, en total rebeldía”, añadió la fuente.
Y no fueron a votar pese a que el propio Maduro reiteró públicamente, aunque de una manera más velada, las amenazas que muchos de los empleados públicos estaban recibiendo en sus puestos de trabajo.
“Sí vamos a tener acceso. Sí vamos a ejercer nuestro derecho. Está quedando el registro electoral de todos los que votan en estos procesos, sabemos quién vota y quién no”, dijo Maduro en vista de la escasa participación.
El régimen, que desde hace años hace seguimiento de quiénes son sus amigos y quienes le adversan, ha generado en el país una especie de apartheid económico, en el que los opositores están excluidos de recibir los servicios y beneficios sociales que otorga a sus seguidores.
En esta ocasión, sin embargo, el gobierno optó por no castigar a los empleados públicos que no salieron a votar durante las primarias.
“Eran demasiados. Eran casi todos”, dijo una de las fuentes, al resaltar que poco más de un 10 por ciento de los más de siete millones de militantes del PSUV participó en los comicios y quizás un 20 por ciento del total de votos que el chavismo obtuvo en las elecciones parlamentarias del 2010.
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