El militarismo hecho poder político hoy, facilita que hayan intervenciones violatorias de la Constitución por parte de quien ejerce el Ministerio de la Defensa, quien además se aparta de la Doctrina Militar y se acerca al funcionamiento de la milicia, y como si fuera poco, de espalda por completo al profesionalismo militar lo cual le facilita el descaro para ofender la ética militar e intentar maltratar el gentilicio del venezolano que tiene como estandarte la libertad y que cree firmemente en la ética como un elemento consustancial de quien ejerce del poder.
El Ministro de la Defensa el 25 de Julio insistió en solicitar de manera pública, comunicacional y notoria que el elemento armado -por cuanto no es elemento militar y menos estamento- se mantuviese firme y en respaldo unitario a Nicolás Maduro, quien ejerce temporalmente el Poder Ejecutivo en el país. Este ministro viola groseramente la Constitución. La viola en su artículo 2, cuando el constituyente asentó la preeminencia de la ética en la Constitución venezolana e, igualmente la trasgrede, al obviar el artículo 328 donde se establece que la Fuerza Armada Nacional es profesional y sin militancia política.
El Ministro de la Defensa representa la Cúpula Militar, es decir a los Comandos de Fuerza y sus Estados Mayores, y por lo tanto tiene que ser un fiel seguidor y defensor de la Constitución vigente. La Cúpula Militar hoy en función pareciera estar comprometida con el proyecto político que hoy gobierna la República y se olvida de su responsabilidad central con relación al Estado venezolano. Más grave aun, la Cúpula Militar hoy en Venezuela ha permitido desde el 8 de mayo de 2014 que ocurran operaciones militares con el fin de contener el legítimo derecho constitucional a protestar que ampara a los ciudadanos.
Los venezolanos que sabemos cuáles son las responsabilidad, funciones y obligaciones de la Fuerza Armada del Estado venezolano nos cuesta entender al elemento militar actuando como una amenaza velada contra la sociedad. Amenaza en el tanto el elemento militar pareciera hociqueado por el régimen político y dispuesto por el parecer y conducta de la Cúpula Militar a que en Venezuela después del 6 de diciembre, pudiese estar en el inicio de una violencia política habida cuenta las declaraciones sostenidas, continuas y elevadas de tono tanto de Nicolás Maduro y algunos voceros políticos del régimen.
El 6 de diciembre es una cita para la civilidad, es un hecho civilizatorio propio de países desarrollados que entienden el hecho electoral como una oportunidad para premiar o castigar un gobierno siempre y cuando haya cumplido con resolver las demandas prescritas y pospuestas de un cuerpo societal. El cuerpo societal venezolano indistintamente a la actividad y acción de los partidos políticos ha sido descuidado, maltrato y vejado por un régimen anacrónico, primitivo y rentista que se ha hartado de ofrecer, pero se ha caracterizado por no cumplir. Ese cuerpo societal va a castigar este régimen por inepto, corrupto e incapaz.
El 6D pareciera que se juega en el acontecer histórico y en el campo político venezolano un momento crítico que está previsto en Ley Orgánica de Procesos Electorales que tiene que ver con la participación contendiente, en donde cumple tarea fundamental los líderes políticos emergentes y los operadores políticos, y que quede claro que el 6D de 2015, los venezolanos no van a confundir la política con procesos comunicacionales y, en consecuencia, es perfectamente predecible que halla un voto en su mayoría contrario a un régimen que le ha fallado a la sociedad, a la historia y al gentilicio del venezolano.
Por todo lo anterior, es brutalmente inadecuado que desde el gobierno se promueva que después del 6D , si no le fueran favorables los votos se repetirían en Venezuela 27 de febreros, por una cosa muy sencilla, si gana la mayoría democrática los primeros en aceptar el veredicto del venezolano tienen que ser las autoridades del gobierno, las instituciones responsables del proceso electoral y con mucha más razón, los hombres y mujeres de uniforme que vienen de la sociedad y regresan a ella y que tienen compromiso sólo con la defensa del Estado y jamás con planteamientos políticos interesados.
La Cúpula Militar, y en especial el Ministro de la Defensa, están obligados a entender el Ambiente Político Real Pre-Electoral y en consecuencia respetar el contenido de la Constitución, pero sobretodo respetar a la ciudadanía, a la familias venezolanas, a las instituciones políticas y al momento histórico de deslinde que vive la República en donde resulta imposible pensar –no obstante, las provocaciones y violaciones del Ministro de la Defensa- que pudiera aparecer un factor armado en apoyo a un régimen fracaso como el postchavismo.
Dr. José Machillanda
Director CEPPRO
@JMachillandaP