Las empanadas se quedan frías en Puerto La Cruz por sus precios

Las empanadas se quedan frías en Puerto La Cruz por sus precios

(foto Daniel Parra Lander)
(foto Daniel Parra Lander)

Me voy porque el dinero no me alcanza”. Expresiones como la del señor José Gue­rra se escuchan cada vez con más frecuencia en ventas de empana­das de Puerto La Cruz. “Antes uno podía comprar una empanada con Bs 50, pero ahora eso es imposible”, señaló Guerra al salir con cara de asom­bro de un kiosco donde una le podía costar hasta Bs 250, según lo reseña eltiempo.com.ve

Por Daniel Parra Lander

Rosalba Sifontes, dueña de un local ubicado en la avenida Stadium de la capital del muni­cipio Sotillo, indicó que el incremento de uno de los principales desayunos de los venezolanos se debe al alto costo de la materia prima (harina de maíz, aceite, pollo, carne, queso).

“Hace ocho años, el kilo de chuleta me lo vendían a Bs 11 y ahora la compro a Bs 920”, refirió Sifontes.

La vendedora, quien ofrece las empanadas entre Bs 200 y Bs 250, dijo que a pesar de lo difícil que es actualmente conseguir los productos de la canasta básica, tiene una “manera cómoda para com­prarlos”. “Para acá vienen varios proveedores que me surten de material, por eso nunca falta”.

Distinto es el caso de José Gil, propietario del kiosco La Familia, quien tiene que ir al mercado municipal de Puerto La Cruz para adquirir los ingre­dientes de las empanadas.

“Es difícil mantener el nego­cio porque todos los días suben los precios. Por lo menos ayer fui a comprar pescado y me costó Bs 380 bolívares (miércoles 5 de agosto) y hoy (jueves 6) ya está a Bs 450. Hasta las servilletas están caras, las compraba a Bs 90 y subieron a Bs 200”.

Gil apuntó que cuando escasean los alimentos bajan la santamaría para no comprarles a los revendedores y tratar de mantener el precio de las empa­nadas entre Bs 90 y Bs 100.

AL MERCADO NEGRO

Otros expendedores han tenido que recurrir al mercado negro para poder abastecerse.

Este es el caso de Virginia González, propietaria del kiosco La Gracia de Dios.

“Tengo que comprar con so­breprecio porque en los chinos (abastos) no hay y si vas a los supermercados tampoco consi­gues harina de maíz ni nada”.

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