El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, no deberá responder a las acusaciones de agresión sexual de una demandante sueca, prescritas este jueves, aunque la denuncia de violación presentada por otra mujer continúa vigente. AFP
“Ahora que prescriben algunas de las infracciones, me veo obligada a clasificar una parte de la investigación”, afirmó la fiscal sueca Marianne Ny.
El delito de agresión sexual, supuestamente ocurrido hace cinco años, prescribió al no haberse presentado hasta la fecha acusaciones formales contra Assange.
Sin embargo, en términos prácticos esta prescripción no cambiará nada en la vida del australiano de 44 años, que vive refugiado en la embajada de Ecuador en Londres desde hace tres años para escapar a la orden europea de detención emitida por Suecia.
Desde el principio, este caso ultramediatizado se ha atascado por una serie de complicaciones jurídicas y diplomáticas.
Assange, que no está imputado formalmente de ningún delito, defiende su inocencia, afirmando que las relaciones sexuales fueron consentidas.
En un comunicado, aseguró estar “extremadamente decepcionado” por no haber podido dar su versión de los hechos”.
“Desde el principio propuse soluciones simples. Venid a la embajada y tomadme declaración o prometedme que no me enviaréis a Estados Unidos. Esa funcionaria sueca rechazó ambas. Rechazó incluso una declaración escrita”, afirmó.
Mientras la fiscalía sueca se obstinaba en pedir la comparecencia de Assange en Suecia, este proponía a los magistrados una audición por videoconferencia en Londres. Ny aceptó finalmente esta solución en marzo de 2015, pero la audiencia no pudo celebrarse por problemas administrativos.