Al hombre que habitaba en las cavernas y que sus acciones se identificaban con la barbarie y la crueldad se le conocía como troglodita. Sin embargo en pleno siglo XXI hemos sido testigos como actúan los trogloditas de nuevo signo: Osama Bin Laden y su grupo de Al Quaeda, un 11 de septiembre de 2001, destruyeron las Torres del World Trade Center matando a cerca de tres mil personas.
Esa misma mano troglodita la encontramos en el gobierno islamista de los talibanes en Afganistán destruyendo con dinamita en el 2001 los Budas de Bamiyan construidas en el siglo V dentro de un estilo de arte greco budista, a los que consideraban ídolos contrarios al Corán. En el 2012 grupos yihadistas, otra versión troglodita, destruyen en Trípoli Libia, el mausoleo de Al Shabab al Dahmaní y profanan la tumba del sabio.
Durante este año de 2015 la mano troglodita del Estado Islámico EI se ha hechos sentir en varios países. EI EI destruyó este año riquezas culturales del Oriente Antiguo guardadas en el Museo de Mosul. Así mismo destruyen la antigua ciudad asiria de Nimrad y numerosas obras de arte. También actuaron en Siria, donde los trogloditas del EI destruyeron la ciudad de Palmira incluyendo el templo pagano de Baal considerado por la Unesco como monumento histórico.
Pero no son solo los grupos terroristas islámicos, los fanáticos hindúes, los nacionalistas o racistas de otros países los que practican la barbarie y la crueldad. Esa misma mano troglodita se dedicó a derribar el 12 de octubre de 2004, la estatua del escultor Rafael de la Cova, que el pueblo venezolano erigió a Cristóbal Colón por el descubrimiento de América en el Paseo que llevaba su nombre. Colón, el Almirante, al cual Simón Bolívar quiso rendir homenaje cuando a los tres primeros países liberados del yugo colonial español hizo llamar La Gran Colombia.
Hemos también presenciado, durante las manifestaciones de abril de 2002 en nuestro país, como pistoleros armados por el gobierno troglodita, asesinaron a mansalva a ciudadanos indefensos que marchaban pacíficamente pidiendo la renuncia de Hugo Chávez.
El año pasado esa misma mano troglodita asesinó a 42 ciudadanos que protestaban por el derecho a disentir y pedir la renuncia a Nicolás Maduro. Venezuela y el mundo fueron testigos de loa actos de barbarie y crueldad cometidos por órganos de seguridad del estado que mancharon sin pudor de sangre sus manos trogloditas. Todavía hoy, cientos de ciudadanos guardan prisión sin que se les haya enjuiciado o están obligados a régimen de presentación sin que puedan moverse libremente por el territorio nacional o viajar al extranjero.
Meses atrás esa mano troglodita logró demandar por supuesta difamación ante los tribunales nacionales a dueños, accionistas y colaboradores de medios (El Nacional, TalCual y La Patilla) en clara barbarie contra la libertad de expresión.
Esta última semana por razones poco conocidas, bajo un estado de excepción y suspensión de garantías constitucionales, miles de colombianos fueron deportados de nuestro país por esa mano troglodita, confiscados arbitrariamente sus enseres personales, destruidas sus viviendas en barrios de San Antonio del Táchira, algunas de ellas construidas por el propio gobierno cuando necesitaban su voto para ganar elecciones. Ahí están los videos que muestran de manera fehaciente la barbarie y la crueldad utilizadas por nuestros militares.
La mano troglodita venezolana es incansable. No es temerario pensar que algún plan sombrío se esté maquinando para salir del embrollo y de la hecatombe por venir con las elecciones parlamentarias del 6D que según todas las encuestas serias de opinión el oficialismo troglodita las tiene perdidas.
Juan Antonio Muller
Juaamilq249@cantv.net