Desde maquillaje hasta repelente para insectos, los venezolanos están volviendo a lo natural, reseña Reuters.
Pero no es sólo una cuestión ecológica. Empujados por la escasez y los altos precios de una economía en recesión, desde hace algunos meses muchos están apelando a las recetas caseras o creando emprendimientos artesanales para cubrir la demanda.
En su propio hogar, Mimi Ossorio comenzó a producir exfoliantes, mascarillas y polvo facial con aceites orgánicos de coco y de almendra, cacao, miel, té verde y hasta con arroz. O con lo que consiga en las tiendas.
“Empecé este año la producción de los cosméticos y he ido realizando más y más productos de acuerdo a la respuesta positiva”, dijo la creadora de “Belleza Mimi“, una marca que promociona en las redes sociales y que distribuye a todo el país por correo.
Venezuela, que vive de sus exportaciones petroleras, tiene que importar la mayoría de los productos que consume y las materias primas para su industria. Pero una crisis económica, profundizada por el desplome en los precios del crudo, ha dejado al país con menos dólares para comprar del exterior.
Cada día, los venezolanos deben lidiar con largas filas para adquirir productos básicos como jabón de tocador, pañales, pollo o leche, lo que además de generar descontento, ha abonado un nutrido mercado negro de reventas.
“La gente está interesada en algo más natural también debido al problema que tenemos con la escasez. Si escoges un producto, a lo mejor a la semana siguiente o al mes siguiente ya no lo vas a encontrar, o si lo encuentras está a un precio triplicado”, explicó Ossorio por teléfono desde la ciudad de Maracaibo.
Para los funcionarios del Gobierno, que intentan capear un estancamiento de la actividad y una galopante inflación, la escasez es resultado de una “guerra económica” de la oposición política. Y dicen que las largas colas son infladas por sus rivales y por contrabandistas.
Hágalo usted mismo
Pero la escasez no sólo ha generado descontento, también ha aguzado el ingenio de la gente.
Las redes sociales han servido para que pequeñas marcas venezolanas de ropa, cervezas, alimentos o zapatos proliferen.
También se han hecho virales los consejos para sustituir en casa productos escasos como repelentes, usando una combinación de alcohol con clavos de olor en su lugar, o una emulsión de vinagre con limón como quita esmalte.
En los mercados a cielo abierto abundan las barras de jabón casero y los detergentes “ecológicos” ante los problemas que sufren grandes transnacionales como Procter & Gamble o Colgate-Palmolive Co para que sus productos terminen en las góndolas.
“Claramente nuestras ventas han crecido, eso no se puede ocultar. A la gente ya no le gusta ir al supermercado. Nadie quiere soportar la cola”, dijo Carlos Gil de mibarranco.com, un sitio donde junto a sus padres y hermana, vende a domicilio hortalizas orgánicas cosechadas en las afueras de Caracas.
Sin embargo, la onda expansiva de la escasez también puede trastocar a estos pequeños emprendimientos.
Ossorio explicó que para fabricar algunos tratamientos de belleza con materiales que no consigue en el país debe pedirle a los familiares y amigos que viajan al exterior que aparten un espacio en sus maletas para sus ingredientes.
Los altos precios de los servicios de correo internacional y el limitado acceso a dólares en medio de un estricto control de cambios, es un impedimento para comprar afuera.
Gil, por su parte, dijo que no sufren la creciente escasez de fertilizantes y pesticidas, simplemente porque no los usan.
“Creo que estamos abarcando un nicho de mercado. No sé si fue suerte, por llamarlo de alguna manera. Aunque, obviamente, la situación del país no es buena para nadie”, concluyó.
Por Eyanir Chinea/Reuters