ALTO
REVIRÓ:
“No responderé a payasadas, no me dejaré provocar”, dijo ayer el presidente Juan Manuel Santos en una alocución en la que se refirió a las recientes declaraciones de Nicolás Maduro, en medio de la crisis humanitaria por el cierre de la frontera. En su intervención insistió en que no hay complot desde Colombia para desestabilizar al Gobierno venezolano, como lo ha acusado el propio Maduro en repetidas ocasiones, y al contrario aseguró: “El cierre de la frontera con Venezuela no es culpa de Colombia. Y cada día es más claro que obedece a otros intereses. Estos problemas solo podremos combatirlos con la acción decidida de los dos Estados”. “La revolución bolivariana se está autodestruyendo a sí misma por sus resultados, no por cuenta de los colombianos ni del presidente de Colombia”. Santos aseguró que hace años “muchos colombianos emigraron a Venezuela a buscar mejores oportunidades”, pero que ahora la situación en diferente ya que “Colombia es el país que va a crecer más en América Latina” mientras que “Venezuela a decrecer”. “Hoy hablé con el presidente de Uruguay, me comentó que el presidente Maduro no le ha pasado al teléfono desde la semana pasada, como tampoco quiso pasarme a mí al principio de este conflicto, cuando abrimos la puerta del diálogo”. Santos detalló cómo no llega inversión foránea a Venezuela y si a Colombia que va creciendo cada año. Citó que tenemos la inflación más alta del mundo. “Aquí 4% y allá 200%. “Hace unos años –20 o 30, 40– muchos colombianos emigraron a Venezuela buscando un futuro mejor. El gobierno venezolano ahora está comparando la llegada de colombianos a Venezuela con el éxodo de africanos a Europa. Esto es absurdo. Qué argumento tan ridículo. Además es contraevidente. En esa época hace 20, 30, 40 años, Venezuela era un país mucho más rico que Colombia. Era un país tranquilo, era un país con oportunidades para todo el mundo, para extranjeros y para venezolanos. Y llegaron a Venezuela no solamente colombianos. Pero Venezuela ya no es ese país. Por lo contrario, hoy son miles los venezolanos que vienen a Colombia en busca de trabajo, a hacer negocios, a estudiar. Muchos de ellos huyen de la inseguridad. Comparen solamente los homicidios en Caracas y los homicidios en Bogotá, los homicidios en Venezuela y en Colombia. Allá están 82, 83 por cada cien mil habitantes; aquí estamos por debajo de 27.
Esta huyendo del alto costo de vida, de la escasez. ¿Y vienen aquí en busca de qué? De libertad, de respeto a la individualidad, al derecho a ser y a pensar diferente, y el derecho a disentir. Con todas esas verdades que vienen de Colombia -¿cómo piensan refutarlas? ¿Acaso con campañas mediáticas como la de la guerra económica que 90% de la gente no cree?- la respuesta ha de ser otra y no seguir con la insensatez y guerrerismo xenófobo que desde Miraflores se siembra. No le conviene a nadie. Estamos escupiendo para arriba…
MEDIO
PIERNAS CORTAS:
Dice el refrán que así son las de las mentiras. Una vez más Maduro juega con la mentira y las medias verdades. Con bombos y platillos nos anunciaba desde China que su pana Vladimir Putin y él habían llegado a un acuerdo para ayudar a elevar el precio del petróleo. Otro refrán llanero es “deseos no empreñan”, se aplica por igual a sus palabras tras ver a Putin como tras reunirse con el Emir de Catar. No hay sino deseos de un milagro. Rusia tuvo que sacar al portavoz de la presidencia Dmitri Peskov a desmentirlo -cuidadosamente para no molestarlo más de lo necesario- negando que los dos presidentes “alcanzaran en su reciente reunión en Pekín acuerdos concretos sobre el precio del barril de petróleo. No se llegó a hablar de instrumentos específicos de cooperación o coordinación, de algún paso particular o de promesas concretas”. Tantas son las mentiras permanentes como los planes de magnicidio o las decenas de pruebas que dice tener de cualquier cosa.