La Policía sudafricana recuperó hoy de una explotación de oro clandestina en el este de Johannesburgo los cuerpos sin vida de doce mineros, que fallecieron hace una semana al explotar en el subsuelo un generador eléctrico.EFE
El rescate de los cadáveres se demoró hasta hoy debido al humo que llenó las galerías subterráneas después de la explosión, situada en la localidad de Springs, dijo el brigadier de la Policía Poobalan Subbiah, citado por el portal de noticias News 24.
Cada año mueren sepultados -en enfrentamientos armados entre bandas rivales o con la Policía y empresas privadas de seguridad- decenas de mineros ilegales en Sudáfrica, donde la explotación de minas abandonadas por parte de grupos organizados es un negocio que mueve millones de euros.
Los robos de minerales y el control de las minas son habitualmente el móvil de estas guerras entre grupos de mineros clandestinos, generalmente integrados por inmigrantes de un mismo origen.
A menudo procedentes de países vecinos como Mozambique o Lesoto, estos buscadores de oro y otros metales preciosos llegan a pasar semanas bajo tierra para extraer el producto, que después venden a intermediarios que lo hacen llegar al comprador final.
El municipio de Springs y sus alrededores fueron a finales del siglo XIX y principios del XX el epicentro de la fiebre del oro en torno a la que creció Johannesburgo, y cuenta a día de hoy con numerosas minas abandonadas en las que trabajan mineros clandestinos.