El papa Francisco, que aterriza hoy en La Habana para un viaje de cuatro días por Cuba, es el tercer pontífice que viaja a este país caribeño, tras Juan Pablo II, que lo hizo en 1998, y Benedicto XVI, en 2012.
La visita de Francisco es también la primera etapa de un viaje que le llevará a Estados Unidos, en concreto a Washington, Nueva York y Filadelfia.
En esta ocasión, el argentino Bergoglio viaja por primera vez a Cuba, y lo hace tres años después de la visita de predecesor, en un contexto político bien distinto, después de su decisiva mediación en el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre EE. UU. y Cuba, un conflicto con más de 50 años de tensiones y bloqueo político y económico.
Wojtyla fue el primer pontífice que viajó a la Cuba de Fidel Castro, entre los días 21 y 25 de enero de 1998.
En la isla, Juan Pablo II visitó las ciudades de La Habana, Santiago de Cuba, Santa Clara y Camaguey. Pronunció doce discursos y homilías y recorrió un total de 18.500 kilómetros.
El papa polaco fue el primero que se reunió con el presidente cubano, Fidel Castro, en el Palacio de la Revolución, sede del Gobierno, en una entrevista de aproximadamente 45 minutos, catalogada como “de cortesía”.
Pero no era su primer encuentro, ya que ambos mandatarios, protagonistas del final del siglo XX, se habían reunido en un histórico “mano a mano” en el Vaticano el 19 de noviembre de 1996.
Pocos días después, como gesto al pontífice, el Gobierno cubano autorizó el permiso de residencia para 40 religiosos y religiosas que formaban parte de una larga lista de espera, el grupo más numeroso admitido en bloque desde la década de 1960.
“Que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba para que este pueblo pueda mirar al futuro con esperanza”, le dijo Juan Pablo II a Fidel Castro a su llegada a la isla.
Catorce años después, los días 26 a 28 de marzo de 2012, Benedicto XVI se convirtió en el segundo pontífice que viajaba a la isla y lo hacía como “peregrino de la Caridad” por ser ese el Año Jubilar por los 400 años del hallazgo de la imagen de la patrona del país.
En esa ocasión, el papa Ratzinger se reunió con el entonces presidente, Raúl Castro, y vio también a su hermano Fidel, el líder de la Revolución cubana, retirado del poder desde 2006.
Benedicto dejó en Cuba mensajes en defensa de las libertades, reclamó más espacios para la Iglesia católica, criticó el bloqueo de Estados Unidos contra la isla y abogó por la reconciliación de los cubanos de dentro y fuera del país. Durante su estancia en la mayor de las Antillas ofició dos misas multitudinarias en las principales ciudades del país, Santiago y La Habana.
“Que Cuba sea la casa de todos y para todos los cubanos”, dijo el pontífice en su discurso de despedida en La Habana. Asimismo antes de dejar la isla y delante de Raúl Castro, el papa pidió que en la tarea de construir una sociedad renovada nadie se vea impedido “por la limitación de sus libertades fundamentales”.
Se da la circunstancia de que en 2015 se celebra el 80 aniversario del inicio de relaciones diplomáticas entre Cuba y la Santa Sede. EFE