La actividad comercial fronteriza es un modo de vida de miles de Venezolanos y Colombianos; frente a la desinversión, falta de empleo, y pobreza que viven nuestros hermanos en esa franja olvidada por los gobiernos.
El contrabando es una actividad de vieja data, conformada por grupos conectados con el poder; la cual resulta imposible sin la participación de militares y colectivos irregulares que siempre han actuado con impunidad. Es cierto que se fuga combustible, alimentos y otros productos; pero ese no es el fondo del problema, aunque debe ser minimizada su ilícita actuación.
El gobierno rojo debe enseriarse, abandonar los show electoreros para avanzar realmente en el tema. Cerraron la frontera para justificar el caos económico provocado por sus disparates, expropiaciones de industrias, fincas y empresas de servicio. La persecución al capital privado genera un ambiente negativo, baja la productividad y de la mano con todo lo anterior genera escasez, alto costo de la vida y un rosario de malestares infinitos.
Maduro subestima la inteligencia de esta nación, con una ramplona maniobra electorera: cierra la frontera, endeuda más el país, importa a gran escala para octubre y noviembre, anunciando que se acaban las colas, para acusar a los Colombianos, a los Guajiros, a los contrabandistas y a todo lo que pase por su imaginación, con la farsa de la guerra económica, la trampa de chip y muchas cadenas para dibujarnos un país virtual que nadie ve por ninguna parte.
En esta mitomanía realizan operativos militares y policiales tipo asalto como el efectuado en el mercado las pulgas de Maracaibo.
La cúpula del MADURISMO-CABELLISMO está viviendo la angustia de ver amenazado su poder, su desesperada falta de lucidez en ocasiones es cubierta por los cubanos, a quienes cada día les importa menos la suerte de Venezuela porque han bajado los beneficios de la ubre criolla.
La irresponsabilidad gubernamental ha llegado muy lejos, la agresión contra humildes familia Colombianas en suelo Venezolano, los proyecta frente al mundo como unos tiranos, colmando la paciencia de mandatarios y países aliados, entre ellos el presidente Santos.
Hace más de un mes cerraron la frontera del Táchira y hace 15 días la del Zulia, enlataron a Venezuela y aun así las colas de los establecimientos siguen en la misma dimensión; convirtiéndose en una gran decepción para los ingenuos que habían comprado la fabula de que Colombianos y Guajiros eran los culpables; desapareció el espejismo de que al cerrar Zulia y Táchira los productos volverían por arte de magia. Arruinaron el comercio sano en la frontera, y la decepción continua, dejando claro que el fondo del problema es un modelo económico inviable.
Candidato a la AN por SAN FRANCISCO
@joseluispirelar