Desde febrero de 2010, momento en el que se presentó el primer decreto de emergencia eléctrica en el país, se comprometieron más de 38 mil millones de dólares para expandir el parque termoeléctrico. Cinco años más tarde se continúa forzando el Guri y las plantas termoeléctricas no sobrepasan una capacidad de 40 por ciento.
En 2010 se racionaba en promedio 7,6 gigavatios hora diariamente. Dependiendo del desarrollo del parque térmico, la demanda no servida que se raciona hoy podría cuadriplicarse. Y es que el Guri se mantiene en niveles mínimos históricos y el déficit de la gestión térmica es de nueve mil 100 megavatios.
Un documento escrito por José Aguilar, experto en materia eléctrica y Miguel Lara, exdirector de la Oficina de Operaciones de Sistemas Interconectados (Opsis) explica que la última peor cota se registró en 2009, cuando el embalse descendió hasta los 261,56 metros sobre el nivel del mar (msnm). Hoy, la represa está en la cota 260,91 (msnm), más de 10 metros por debajo del nivel óptimo. Las probabilidades apuntan a que el descenso continuará hasta diciembre de 2016, cuando se prevé termine el periodo de sequía.
Cada metro que baje el embalse representa una pérdida de 150 megavatios de potencia. Esto significa que se tienen que producir 150 megavatios térmicos más para cubrir este déficit. En 2010 se adicionaron casi ocho mil 329 megavatios térmicos a los nueve mil 51 que ya estaban instalados al cierre de 2009.
Para este año se esperaba tener una disponibilidad térmica de 15 mil 300 megavatios, pero sólo se alcanzaron seis mil 200, dejando un déficit de nueve mil 100. De esta manera aumenta la presión sobre el Guri, un embalse que no está construido para complementar una carencia de esta magnitud, según el consultor internacional.
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