El presidente de EE.UU., Barack Obama, se reunió hoy durante una hora con las víctimas del tiroteo de la universidad de Umpqua, en Roseburg (Oregón), donde murieron nueve personas más el atacante, para llamar la atención sobre el problema de la violencia y la repetición de este tipo de incidentes.
EFE
“En momentos como este, las palabras no son suficientes”, reconoció el presidente después de la reunión, celebrada en el instituto de educación secundaria de la localidad de Roseburg, donde muchos jóvenes estudian para luego ingresar en el centro de estudios superiores Umpqua, donde tuvo lugar el tiroteo.
El pasado 1 de octubre el joven Chris Harper Mercer, de 26 años, irrumpió en la Universidad de Oregón, pertrechado con 14 armas de fuego, entre ellas un fusil de asalto, para disparar mortalmente contra un profesor, ocho alumnos y luego quitarse la vida.
“Tengo obviamente sentimientos muy fuertes sobre esto”, destacó el mandatario, que dijo que Estados Unidos debe de “unirse” como país para acabar con estas tragedias y evitar que continúen con tanta frecuencia este tipo de tiroteos masivos.
No obstante, el mandatario evitó extenderse en sus comentarios porque, según dijo, el objetivo de hoy es apoyar a las familias.
Hoy mismo, en dos incidentes similares, una persona murió y otra resultó herida en un tiroteo registrado en el campus de la Universidad del Sur de Texas (TSU), cerca de Houston, y otra persona murió y tres más quedaron heridas en la Universidad del Norte de Arizona, en la localidad de Flagstaff.
Con Obama al frente del país, el debate sobre el control de armas alcanzó su punto álgido en 2012 a raíz del asesinato de doce personas en un cine de Aurora (Colorado) y la matanza ocurrida en la escuela Sandy Hook de Newtown (Connecticut), donde fueron asesinados a tiros 20 niños y 6 mujeres.
Tras la matanza de Newtown, el Congreso debatió un conjunto de medidas para instaurar un sistema de verificación de antecedentes e impedir que las armas llegaran a los criminales o los enfermos mentales.
No obstante, los legisladores ni siquiera aprobaron la medida que generaba más consenso: un sistema de verificación de antecedentes para impedir que las armas llegaran a los criminales o a las personas con problemas de salud mental.
En varias ocasiones, Obama ha reconocido que su mayor frustración como mandatario ha sido el fracaso de sus esfuerzos por ampliar el control de armas en el país.