La enfermera británica contagiada con el virus del Ébola, que fue aislada el pasado viernes en un hospital de Londres tras haber sido dada de alta en enero, se encuentra en estado “crítico”, informó hoy el Royal Free Hospital de la capital.
EFE
“Nos entristece informar de que el estado de Pauline Cafferkey se ha deteriorado y está ahora críticamente enferma”, indicó el centro sanitario en un comunicado.
Cafferkey, escocesa de 39 años, fue trasladada la madrugada del viernes en un avión militar desde Glasgow al haber sufrido una “inusual complicación”, según fuentes médicas, relacionada con la enfermedad.
“Está siendo tratada de ébola en la unidad de máximo aislamiento del Royal Free Hospital”, se añade en la nota difundida hoy, que no aporta más detalles.
El pasado fin de semana, la hermana de la enferma, Toni Cafferkey, denunció a la prensa que esta había ido al médico en Glasgow con síntomas días antes de su ingreso, pero que el doctor la había enviado a casa pensando que era un virus convencional.
Al ser ingresada el viernes, las autoridades sanitarias confirmaron que el virus, que contrajo cuando colaboraba en África, estaba presente en su organismo, si bien subrayaron que el riesgo de contagio era bajo.
Posteriormente, se informó de que las alrededor de 58 personas con las que Cafferkey ha estado en contacto recientemente han sido identificadas y se les ha ofrecido una vacuna, sin que, de momento, ninguna haya presentado síntomas del virus.
De las 58, que incluyen familiares, colegas y otros ciudadanos, 25 han aceptado la inmunización, y unos 15 la han rechazado o no han podido recibirla por padecer otros transtornos médicos.
La enfermera contrajo el ébola cuando trabajaba como sanitaria en Sierra Leona con la organización humanitaria “Save the Children” para tratar de contener el brote de la enfermedad que afectó a África occidental.
Tras ser diagnosticada en diciembre de 2014, Cafferkey pasó tres semanas en la unidad de aislamiento del Royal Free Hospital y llegó a estar en estado crítico antes de recibir un tratamiento experimental con plasma sanguíneo de otro enfermo británico, el también sanitario Will Pooley.
Los protocolos en vigor en el Reino Unido indican que cualquier persona diagnosticada con ébola debe ser trasladada lo antes posible a la unidad de aislamiento preparada en ese centro de la capital británica.
Según las autoridades médicas, el ébola solo se puede transmitir por contacto directo con la sangre o fluidos corporales de la persona infectada durante la etapa sintomática de la enfermedad.
La semana anterior a su último ingreso, Cafferkey había estado en Londres para recibir un premio en reconocimiento a los riesgos que tomó para ayudar en África durante la epidemia de ébola.
En una entrevista con la BBC, la enfermera explicó que durante el periodo de recuperación de la enfermedad había experimentado problemas de tiroides y perdió el cabello.