A todos nos gusta una buena ración de sexo. ¿O no? Vivimos en una cultura criticada por estar hipersexualizada, aunque también podríamos describirla como saturada por el sexo y por la expectativa de que a todo el mundo le encante: si tienes una vida sexual activa, estás viviendo un sueño; si no, te encantaría tenerla, y los 12 millones de usuarios de OKCupid en busca del amor no pueden estar equivocados. Entonces, ¿qué pasa cuándo a alguien no le interesa el sexo?, publica El País.
Si uno se siente identificado, probablemente esté agazapado en las sombras, temeroso de hablar sobre lo que se concibe como una aberración social. Sin embargo, no querer tener relaciones sexuales no es algo extremadamente insólito. El relativo silencio sobre el tema refuerza la idea de que la gente que no está interesada en el sexo tiene algún problema, y no ayuda que quienes deciden hablar del tema reciban reacciones negativas por parte de la sociedad que les rodea.
Ya sea porque alguien es asexual, está pasando por un trauma o sencillamente se toma un descanso del sexo, hay cantidad de razones para pensar en otras cosas de la vida. En la inmensa mayoría de los casos, no querer tener relaciones sexuales no es una prueba de un problema patológico que necesite tratamiento, y no tiene por qué ser motivo de insatisfacción. Cuando alguien se abre y habla sobre el tema, se crean las condiciones para que otros puedan hacer lo propio; aumenta la conciencia de que, para muchas personas, el sexo no es la quintaesencia de la vida, y no pasa absolutamente nada. Los que lo quieran tienen para dar y regalar, y no hay ninguna razón para avergonzar a los que no.
En contadas ocasiones, no estar interesado en el sexo es señal de que algo va mal, y suele ser fácil distinguir si es un problema en lugar de una fase normal de la vida. A veces el desinterés indica que un medicamento está provocando efectos secundarios, o es una señal de advertencia de una enfermedad oculta. En esos casos, la falta de apetito sexual puede convertirse en un problema. Puede hacer que alguien se sienta aislado, por ejemplo, o indicar que un paciente necesita tratamiento o un ajuste en la medicación.
Para quienes se enfrentan a un trauma, el desinterés sexual podría ser un síntoma, pero aún no es un problema. Los traumas sexuales o de otro tipo han de tratarse con mucha atención, e instar a la gente a tener relaciones demasiado pronto no hará sino agravar su sensación de aislamiento. La terapia, el tiempo y el apoyo resultan útiles, y hacer un parón sexual también puede ser positivo. Por otra parte, aunque alguien no esté pasando por un trauma, a veces puede estar concentrado en otras cosas, como su carrera profesional, los hijos o sus proyectos. El sexo no tiene la misma importancia para todo el mundo.
No obstante, muchas de las personas que no quieren sexo son asexuales: miembros de una orientación sexual amplia y compleja, que abarca toda una gama de gente que no tiene apetito sexual por diferentes motivos, pero que es completamente feliz. Es una faceta de la sexualidad humana, pero no es tan sencilla como “no querer tener relaciones sexuales”. Imaginemos lo que supondría definir a la gente sexual como “personas que quieren tener relaciones sexuales”.
Si buscan “asexual” se encuentran miles de definiciones, pero una de las más comunes es “persona que no siente atracción sexual”. Las personas asexuales pueden tener relaciones románticas (a veces incluso sexuales), pero experimentan la atracción según baremos diferentes y buscan pareja por otros motivos. Sin embargo, la decisión de no tener relaciones sexuales suele esgrimirse para anular sus relaciones (sin duda no podemos hablar de una relación “real” si no hay sexo de por medio). También se emplea para anular la orientación de estas personas, por parte de quienes consideran que el sexo constituye el cénit de las relaciones humanas y dan a entender que la gente asexual tiene algún tipo de carencia o, sencillamente, no han encontrado a la persona adecuada (un argumento que recuerda, curiosamente, a la idea de que los gays y las lesbianas solo necesitan toparse con su pareja adecuada del otro sexo).
Para algunas personas asexuales, el sexo no entra en sus planes o no es una faceta particularmente importante de la relación, por lo que buscan a personas que compartan sus prioridades e intereses. A veces estas relaciones se tachan despectivamente de meras amistades o profundas conexiones platónicas, pero su naturaleza es más compleja. Es perfectamente posible sentir atracción romántica sin interés sexual, tener un matrimonio sin sexo o establecer una relación fructífera en la que el sexo desempeñe un papel mínimo o nulo.