Cuatro aumentos de salario mínimo en un año, la mayor cantidad de ajustes salariales desde 1999, cuando el presidente Hugo Chávez asumió la Presidencia de Venezuela, no son para nada un buen síntoma, publica Correo del Caroní.
Con la acelerada variación de precios, el último incremento de 30% del salario mínimo viene a ser un ingrediente más del desequilibrio económico que especialistas, aseguran, no contribuirá a mejorar el poder de compra de los venezolanos, intensamente deterioro por la variación de precios que estiman en más de 100% en lo que va de año.
“Los aumentos de salario no sirven para aumentar el poder de compra de los trabajadores, porque si sirvieran ya hubiese aumentado con el primero. Los aumentos son como decretar la felicidad, la gente se sentirá contenta, los demás sabrán que es solamente tinta en el papel, de modo que no va a incrementar la capacidad de compra y como todos los anteriores se va a convertir en sal y agua”, aseguró el economista, Douglas Becerra.
El también docente de la Universidad Central de Venezuela y ex director de Políticas Económicas de la extinta Oficina Central de Coordinación y Planificación de la Presidencia de la República (Cordiplan) sostuvo que la inflación tiene como objetivo bajar el salario real, “es una elección de política económica”.
“Si el Gobierno te baja el salario real con una inflación que posiblemente puede llegar a 200% este año y luego te dice que te da una compensación de 30% por el otro, se contradice. Esto servirá para darle un impulso a la inflación que tenemos en el último año”.
A su juicio, el aumento salarial se traducirá en un ajuste lineal de precios de 30% aproximadamente en los distintos productos y servicios que se ofrecen en el país.
El economista explicó que la fortaleza del salario depende de la productividad del trabajo y lo que hace productivo el trabajo es la capacidad de inversión o capital físico con que cuente el trabajador. Si por ejemplo se desarrolla un plan de inversión nacional, indicó, “esto tiene mayor incidencia en el salario real de los trabajadores que un simple decreto”.
Becerra argumentó que mientras la relación capital-trabajo sea más alta, la productividad va a aumentar y con ello el salario del trabajador. “En Venezuela desde la década de los años 80 tenemos un proceso de desinversión, cada vez se invierte menos y hay un proceso de destrucción de capital. Eso viene impulsando la caída del salario real de Venezuela”.
“El venezolano en promedio gana menos porque trabajamos con un menor nivel de capital”, dijo.
A su juicio, el Gobierno tiene muy poco margen de acción y públicamente está empeñado en no hacer los ajustes debidos, añadió, en alusión a la necesidad de equilibrar las cuentas fiscales, sincerar el valor de la moneda, apoyar y propiciar el capital privado y recobrar la institucionalidad.
“Técnicamente el Gobierno está tratando de conseguir lo que se llama servidumbre voluntaria, que todo deba pasar por el Estado. Entonces, cuando compro un kilo de leche en polvo debo darle las gracias al papá Estado que fue tan generoso. Si voy a querer tener un carro o apartamento, la única posibilidad es a través del Estado. Si quiero hacer un negocio por pequeño que sea, debo tener el beneplácito del Estado. El ejemplo de lo que ocurre puede ser Zimbabwue, cuya estructura económica fue destruida por Mugabe”.
Becerra mantiene sus perspectivas de 200% de inflación al cierre del 2015, aunque el presidente Nicolás Maduro adelantó el jueves desde Sidor que la variación de precios cerrará en 80%, según proyecciones del Banco Central de Venezuela (BCV).
Aumento se trasladará a precios finales
Fedecámaras Bolívar coincidió en que el aumento salarial no resolverá los grandes desequilibrios de la economía y solo generará una ilusión de “bonanza” que será diluida cuando se ajusten nuevamente los precios, señaló -a través de un comunicado- Alfredo Olivo, segundo vicepresidente del gremio.
Sostuvo que el Ejecutivo pretende generar una sensación de bienestar en el país que le permita ganar las elecciones parlamentarias; mientras que lo realmente necesario es el aumento de la producción nacional de bienes y servicios, estimular la inversión nacional y extranjera, la libre competencia y buscar que la economía sea más robusta y competitiva.
“Las empresas tendremos que ajustar las nóminas a su mínima capacidad y evitar contratar a personal nuevo, lo que agudizará el desempleo y sumará más personas al mercado informal”, sentenció.
Olivo advirtió que el sector comercio, industria y servicio no está en la capacidad de cubrir el incremento, “por lo que deberán ajustar sus precios para mantenerse a flote. Este rebote impactará en el poder adquisitivo de los venezolanos en general, empleados, informales y desempleados”.
“Con el nuevo ajuste se elevarán los costos para las personas y las empresas que dan empleo, los empresarios tendrán que trasladarlos a los consumidores incrementando sus precios, sacrificando márgenes de ganancia y competitividad”, puntualizó.