Análisis integral / Octubre 2015 / Hablando sobre el tema de la actual crisis económica y comparándola con la de hace un año. ¿Usted diría que…?.
Desde el primer momento que el expresidente Hugo Chávez expresa que desde su llegada al poder en el año 1999 mantenía una “muy compleja”, y tensa relación con los medios de comunicación y con los periodistas, los dueños TV, radio, prensa y diversos periodistas, han denunciado ante el mundo que el gobierno nacional ha tomado acciones que buscan limitar la libertad de expresión en el país.
Venezuela transita por una aguda crisis económica y sin perspectiva de resolverse, sin embargo, el gobierno se afianza en el paradigma mediático con mira 6/D para manipular la información. Ahora bien, la lucha por el poder político adquiere sentido si es racional, si se sustenta de los valores de fondo que todo gobierno debe apropiarse: respeto, vocación de servicio, honestidad y liderazgo; y todo aquello que le permita una efectiva comunicación con el electorado en este caso. Para algunos politólogos, “el proceso electoral involucra dos dimensiones de idéntica trascendencia: sustancia y forma; así como una política sin forma es ineficaz y estéril, una política sin sustancia es inconducente y superficial”.
Para fortalecer el “aparato mediático” chavista, en el mes de Julio de 2015, la mayoría oficialista en la Asamblea Nacional aprobó en sesión ordinaria un crédito adicional de 234.111.061,52 bolívares que serán destinados al “fortalecimiento del sistema de medios del Estado a través del Ministerio de Comunicación e Información (Minci). Para la bancada socialista el crédito autorizado, es solicitado para los medios de comunicación de Venezuela y busca dar respuesta no sólo a las necesidades comunicacionales del país, sino también a una guerra mediática interna y externa en contra de Venezuela, algo difícil de creer, conociendo al gobierno.
Los medios televisivos del Estado Venezolano con sus estratégicas propagandas electoreras han llevado malinterpretar la verdadera función de la comunicación política moderna, cuyo objetivo difiere de reemplazar ideas por imágenes. Por el contrario, su verdadero objetivo es poner las imágenes al servicio de las ideas. Por ello, es necesario advertir a los que tienen intenciones de ir a votar 6/D acerca de los peligros que una visión distorsionada de la política electoral proyectada mediáticamente se encauce hacia modelos de la perversidad, mentiras y terrorismo psicológico combinado con la psicología inversa, para desmotivar al electorado que desea cambio.
Especialistas en estrategias políticas y electorales consideran, “el espacio de la magia de la publicidad política no debe nunca sustituir el debate de ideas”. No obstante, es significativo puntualizar que el gobierno revolucionario se apoya con toda intencionalidad en el uso políticas de sofisticadas técnicas comunicacionales, orientadas a dos fenómenos sociales de profundas consecuencias políticas y apuntan hacia: la mediatización de la sociedad y la confusión valorativa de sus prioridades electorales. En nuestro país observamos a diario como el gobierno manipula el marketing político y electoral para transformar la competencia electoral en un mero espectáculo, show o como usted lo quiera llamar, lo relevante es la imagen y no las ideas. Así, el orden es susceptible de caer en la trampa de minimizar la discusión ética y se está desplazando la política hacia un espacio de sinrazones de acciones hasta llegar a la violencia.
El desafío ético del Comando opositor y el Comando oficialista, según el deber ser, será evitar la difusión negativa o campaña sucia. El límite moral de las estrategias electorales tiene que estar impuesto por la necesidad de no degradar el debate político ni condicionar en forma abusiva la libertad de elegir de los ciudadanos. Aquellos que plantean un supuesto dilema ético entre virtud política y eficiencia comunicacional, deben comprender que no se trata de una batalla entre platónicos y sofistas. Nada de esto es fácil comprenderlo a primera vista, porque vivimos inducidos para vivir tiempos violentos, por razones de intereses políticos y económicos por parte de una revolución que se quiere eternizar en el poder central. En síntesis, el aparato mediático del gobierno tiene toda una intencionalidad, distraer a la gente, incluso con “trapos rojos”, las estrategias mediáticas no aportan el efecto deseado en el tema sobre la actual crisis económica y comparándola con la de hace un año, la mayoría de los venezolanos coinciden el 82,1% ha empeorado.
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