La Casa Real británica desplegó toda su pompa para agasajar al presidente de China, Xi Jinping, que al inicio de su visita de Estado de cuatro días fue recibido en Londres por la reina Isabel II y el príncipe Felipe.
Juntos se trasladaron en carroza hasta el palacio de Buckingham, donde en la noche fue agasajado con un banquete de gala.
Con esta ofensiva de exhibición monárquica, Londres intenta atraer inversiones chinas para las maltrechas infraestructuras británicas, al tiempo que gobierno conservador intenta restar importancia al nuevo acercamiento a China, destacó DPA.
En los medios británicos, sin embargo, hubo críticas claras al acercamiento a Pekín. Las voces disconformes señalan las continuas violaciones de los derechos humanos así como la sospecha de espionaje industrial. Además, el acercamiento ha irritado también a Estados Unidos. “Vamos a lamentar nuestra confianza en China”, comentó The Times.
Miles de chinos saludaron a Xi y su esposa en las calles de Londres, mientras otros se manifestaron en protesta por las violaciones de los derechos humanos y contra la política del Tíbet de Pekín.
“No queremos que sólo se hable de comercio”, dijo Kate Allen, de Amnistía Internacional (AI), durante la manifestación. “Queremos que se hable tanto de comercio como de derechos humanos”. Y agregó: “China es el país en el que más ejecuciones se llevan a cabo en el mundo”.
En 2012, Cameron irritó a Pekín tras recibir al Dalai Lama, el líder de los tibetanos.
Fotos Reuters
