Que lavativa más grande la que le toca sufrir a Venezuela; parece que la seguidilla de elecciones lejos de ser una ventaja democrática se ha convertido en una especie de karma que nos condena al populismo y la demagogia. Antes el Gobierno se buscó su Dakazo y ahora todo apunta, como dice mi buen amigo Andrés Scott, que está buscando su Polarazo. Nada más y nada menos que iniciarle persecución penal al empresario del sector alimentos más importante de Venezuela y de los más importantes del continente.
Espero que no me salgan con la tontería de que le estoy jalando mecate a Lorenzo Mendoza o que soy otro cachorro de la oligarquía venezolana. Pamplinadas; en primero lugar al sr Mendoza ni siquiera lo conozco y en segundo término, afortunadamente no sufro de complejos ni reconcomios por el éxito ajeno. El asunto es más de fondo, y tiene que ver con el clima de confianza que se debe crear en Venezuela para salir del atolladero económico.
Yo puedo entender que el Gobierno quiera obtener algún rédito electoral con el tema del FMI y la banca multilateral en general. Es más, creo que si el debate electoral girara en torno a la política económica y las fuentes de financiamiento más adecuadas y baratas para cubrir el déficit fiscal en el país, estaríamos ofreciéndoles coordenadas más claras a los venezolanos para decidir. Una cosa es que el Gobierno levante la bandera del antifondomonetarismo, para sacarle el jugo electoral a los amargos recuerdos que dejaron las políticas del FMI en los años 90; y otra, muy distinta, es que se dedique a perseguir penalmente a un empresario y un académico por expresar sus criterios sobre el tema en una conversación privada.
“Empresarios temblad”, parece ser el grito de guerra del Gobierno, sin percatarse que está lanzando al país a la inopia de más desinversión, en consecuencia menos producción, más desabastecimiento e inflación. A mí me encantaría poder dar un debate público serio sobre como reactivar nuestra economía y las fuentes de financiamiento más idóneas. Me gustaría poder debatir con el presidente Maduro y su gobierno la forma de relacionarnos con el FMI, BM, y BID para sacarles a estos organismos el mejor provecho para el interés nacional sin perjudicar a nuestro pueblo humilde. Pero Maduro prefiere pelear, perseguir empresarios; en lugar de gobernar.
La economía tiene sus reglas y el Estado debe intervenir para garantizar equilibrios y justicia social. Una de las reglas principales de la economía es que sin confianza no camina. Pues bien; cuando se persigue penalmente a un empresario por sus opiniones, expresadas además en privado, se le está lanzando un bombazo a la confianza. Maduro y su gobierno tienen la opción de recriminar, debatir, diferenciarse, pero utilizar el sistema penal venezolano para buscar electores, o posicionar diferencias ideológicas que perfectamente pueden conjurarse en el debate, es hacerle un flaco servicio al pueblo venezolano.
El afán de la campaña electoral no debe llevar al Gobierno a crispar al país al extremo de paralizar más la economía y asfixiar aún más a los venezolanos. Con el petróleo rompiendo el soporte de los 40 dólares por barril, la inflación más alta del mundo saltando los tres dígitos, y la consecuente escasez ya tenemos suficiente. Por favor presidente Maduro: No agrave más las cosas.
Cuando el ser humano es colocado en situaciones extremas pelea, pero una campaña electoral para el parlamento no es una situación extrema, es un acto constitucional de soberanía popular. Presidente Maduro, por el amor de Dios: deje la pelea y póngase a gobernar.