Desde su huida a EE.UU. la semana pasada, el fiscal venezolano Franklin Nieves ha insistido en acusar al Gobierno de su país de haber orquestado el juicio y condena de Leopoldo López, líder del partido opositor Voluntad Popular, detenido en el marco de las grandes protestas de febrero de 2014 y condenado a más de trece años de prisión. Como principal fiscal en el juicio, Nieves revela que se presionó sobre los testigos para que dieran testimonio falso, publica ABC de España.
–Sus revelaciones confirman que López es un preso político, metido en presión solo por voluntad del Gobierno.
–Leopoldo López es completamente inocente. Hubo presión sobre los testigos para que dijeran que había incitado a unos estudiantes para que incendiaran la Fiscalía. No solo no había pruebas contra él, sino que las usadas en su contra fueron fabricadas.
–Diosdado Cabello dice que usted ha cobrado para mentir.
–Eso es totalmente falso, nadie me ha pagado nada. No me han dado dinero para hacer las revelaciones que estoy haciendo.
–¿Cómo operó la maquinación judicial contra el dirigente opositor?
–Había llamadas de la Presidencia de la República [Nicolás Maduro] y de la Presidencia de la Asamblea Nacional [Diosdado Cabello]. Eran instrucciones que llegaban a la Fiscal General [Luisa Ortega Díaz] y eran enviadas hasta el director de Delitos Comunes [Nelson Mejías], que era quien luego presionaba directamente sobre nosotros, los fiscales.
–¿Intervino entonces directamente Maduro?
–El general Manuel Bernal, que entonces era el jefe de la Policía Política [Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, Sebin], me dijo que había instrucciones de Nicolás Maduro para que se procediera a una orden de aprehensión de Leopoldo López.
–¿Tiene pruebas de esas presiones?
–No he sacado ningún documento físico de la Fiscalía que pueda ser usado como prueba de las presiones. Sí me llevé un «pendrive» con el archivo completo del caso. Pero las injerencias y órdenes de manipulación se transmitían personalmente; se daban directamente en el despacho, de forma verbal. Ellos se cuidan mucho de que no haya comunicaciones que luego puedan ser utilizadas como pruebas de la presión que ejercen.
–¿Cree que sus revelaciones pueden influir positivamente en la decisión de la Corte de Apelación que está examinando el caso?
–La Corte de Apelación tiene la posibilidad de anular el juicio. He desvelado que las acusaciones se hicieron a partir de pruebas falsas y fabricadas.
–Pero usted mismo dice que la Justicia en Venezuela no es independiente y está sujeta completamente al poder político.
–Sí, es así. Hay mucho miedo. Si algún fiscal se atreve a no seguir las instrucciones que recibe, su futuro está entre rejas. Pero debemos confiar en que en algún momento los jueces en Venezuela pierdan ese miedo.
–¿Por qué si era consciente de toda esa corrupción judicial seguía ejerciendo como fiscal?
–En el pasado, cuando hubo presiones me oponía y nunca me encontré con la presión del caso de Leopoldo López, pues yo me ocupaba de casos de homicidio y secuestro, que eran de otro tipo. Cuando me ocupé de lo de Leopoldo López, no tuve más remedio que seguir las instrucciones que recibía, pues la alternativa era ir a prisión, como les ha ocurrido a muchos jueces. Nelson Mejías me amenazó con destituirme. Yo pedía que me sacaran de ese juicio y me trasladaran a otra fiscalía.
–Usted dice que hubo días en que le costaba dormir por la injusticia que estaba cometiendo. ¿Por qué no denunció antes la situación?
–Como poco a poco me tuve que ir metiendo, decidí esperar hasta el final. Si hubiera hablado a mitad del proceso hubieran escogido otro fiscal que habría hecho el mismo trabajo, quizás sin llegar a denunciarlo. Creo que seguir hasta el final ha servido para poder presentar el completo proceso como una sucesión de decisiones arbitrarias.
–¿Ha habido represalias contra los otros dos fiscales compañeros con los que compartía la labor de acusación contra Leopoldo López?
–Desconozco las medidas que han podido tomar contra ellos. Imagino que los están presionando. Además no dudo de que los están vigilando.
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