Investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Laussane (EPFL), en Suiza, y expertos en escritura maya han desarrollado un algoritmo que ayudará a los historiadores a traducir la lengua que se utilizaba en esa civilización precolombina.
Tras el trabajo de los investigadores del Centro de Investigaciones suizo Idiap, afiliado a la EPFL, y de especialistas en escritura maya de la Universidad de Bonn, en Alemania, se creará un catálogo digital que contendrá representaciones de alta calidad de los jeroglíficos hasta ahora conocidos, según un comunicado remitido hoy por la escuela.
Esta herramienta agilizará la identificación del significado y permitirá la posterior creación de una base de datos virtual que podrá ser utilizada por el conjunto de la comunidad científica, similar a “la herramienta de traducción de Google pero para historiadores”.
Actualmente cinco millones de personas en Sudamérica hablan lenguas que tienen su origen en la civilización maya, pero entre un 10 y un 15 % de la simbología escrita sigue siendo desconocida para los expertos.
Asimismo, la mayoría de los documentos escritos en lengua maya se perdieron en el siglo XVI con la conquista española y sólo tres códices se preservan en museos de París, Dresde (Alemania) y Madrid.
Este hecho, sumado a la compleja construcción del lenguaje maya, dificulta la labor de traducción de los investigadores, puesto que cada símbolo representa un sonido o un significado.
Además, la escritura maya se estructura en bloques, por lo que el significado de un mismo símbolo puede cambiar según qué otras imágenes le acompañen.
Los expertos se sirven de la ayuda de hablantes mayas activos para realizar traducciones correctas, así como de glosarios para la identificación y contextualización de los significados, lo que sigue siendo la mayor traba para la correcta comprensión de los textos.
Por otro lado, la representación de los signos varía según la época y la creatividad de los propios escribanos mayas, por lo que algunos caracteres pueden parecerse y significar cosas diferentes, y viceversa, dependiendo de su antigüedad. EFE