La patria, nos necesita constituidos con La verdad que nace del análisis imparcial de la realidad, para crear, también, políticas imparciales. Además, esta lucha ineludible y cohesionada, nos llama a ser más idóneos en argumentaciones objetivas y propositivas que nos permitan abordar a lo político, social y económico con lucha constructiva y unidad armónica, en favor de los que respiramos dentro de ella o de quienes son asfixiados en la cárcel y en el exilio, por razones políticas. La patria es la familia ampliada que ama y asume la diversidad. La patria es el resultado de lo disímil. Y con lo diferente, los hombres preclaros, hacen la unión. No se puede concebir la patria sin libertad de pensamiento. Nadie puede darse libertad si piensa que el otro, el distinto, no tiene derechos y tiene que desaparecer hasta reducirlo a nada. Quien humilla no gobierna, esclaviza. Y ante esto, Simón Bolívar acotaba: “La gloria no es mandar sino ejercer grandes virtudes.” Pues, toda virtud honra a los pueblos. Y son los funcionarios públicos los que han de ser los protagonistas de estas virtudes. Todos deberían decir con Antonio José de Sucre “Nada quiero que se me confunda (…) entre los que pretenden hacer de la República un despojo.” Y ojalá que los hombres de la FANB, hicieran suya, a la anterior y siguiente frase del Mariscal de Ayacucho: “Un ejército sin moral es más perjudicial que útil a una sociedad.” Porque, nuestros libertadores lucharon contra la arbitrariedad, la usurpación o contra cualquier otra clase de dominación que humillara a la humanidad de los venezolanos. Fue una lucha de un tiempo para todos los tiempos. Y no hay libertad, si la patria sufre opresión, segregación, exclusión, pobreza y hambre. Por ello, lo reiteramos, en ejercicio de nuestra ciudadanía, que los problemas actuales de los venezolanos son políticos. Y justamente, por la vía política, han de ser resueltos.
Víctor Vielma Molina/Educador/victormvielmam@gmail.com