Reformulado para mantener al régimen bolivariano en el poder, el sistema electoral venezolano otorgará una ilegítima superioridad al chavismo en los cruciales comicios de diciembre, y el extenso esquema de ventajismos y de prácticas fraudulentas que contiene podría asegurarle cerca de 35 diputados incluso antes de la apertura de las urnas, publica El Nuevo Herald.
Más de una docena de expertos consultados para la presente serie señalaron que la ventaja de más de 20 puntos porcentuales en la intención de votos que la oposición mantiene sobre el chavismo podría no ser suficiente para darle la victoria en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, gracias en buena parte a las modificaciones realizadas por el Consejo Nacional Electoral (CNE) a los circuitos electorales.
Esas modificaciones de Gerrymandering son capaces de darle al voto chavista un peso de entre tres o cuatro veces mayor que el depositado por la oposición y es una de las razones por las que el régimen obtuvo el 59.39 por ciento de los escaños en las elecciones parlamentarias del 2010, tras obtener solo el 48.13 por ciento de los votos.
Los pronósticos apuntan a que las modificaciones aplicadas a los circuitos electorales para este año permitirían al régimen de Nicolás Maduro preservar el control de la Asamblea Nacional salvo que se produzca un tsunami de votos castigos el día de la elección.
“Si el chavismo logra articular adecuadamente un 40 por ciento del voto nacional a su favor, y si se distribuye bien en los circuitos que pueden sumar más diputados, con ese porcentaje puede hacerse de la mayoría simple en la Asamblea Nacional. Y la oposición, con un 60 por ciento de la votación, podría terminar con una minoría en términos de escaños”, advirtió Oswaldo Ramírez, presidente de ORC Consultores.
Eso se debe a que el CNE, entidad controlada casi exclusivamente por el régimen, otorgó a los circuitos rurales y a las zonas periféricas de las grandes ciudades la capacidad de escoger más diputados con menos votos, dado que es allí donde el chavismo tradicionalmente ha tenido mayor acogida.
Y lo que es peor aún para la transparencia de los comicios, en los centros de votación de esas zonas es donde la oposición ha tenido más dificultades en tener presencia, lo que los hace vulnerables a prácticas fraudulentas por parte de la fuerzas del chavismo.
Esa distorsión permitiría, por ejemplo, que 16,362 electores chavistas del estado Delta Amacuro puedan sacar un diputado, mientras que en Caracas el candidato opositor tendría que sacar 87,021 votos para ser electo, ambos números calculados en base a una participación del electorado del 70 por ciento.
Los circuitos fueron rediseñados para economizar los votos del chavismo y desperdiciar los de la oposición, explicó el profesor de la Universidad Simón Bolívar, Guillermo Salas, integrante de ESDATA, agrupación de académicos que lleva años estudiando las irregularidades del sistema electoral venezolano.
“Con las modificaciones ellos buscaban no ganar nunca con más allá del 50 por ciento, de modo que el resto de sus votos pudieran ayudar a sacar algo más del 50 por ciento en el siguiente circuito electoral y, paralelamente, llevar a la oposición a ganar con un margen mucho mayor al del 50 por ciento dentro de sus circuitos”, dijo Salas.
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