Los procesos electorales son cada vez más controlados por los verdaderos protagonistas. Es muy común oír que los actores de los procesos electorales son exclusivamente los candidatos y los partidos políticos, y en algunos casos, los organismos electorales pretenden hacerse protagonistas por sus posturas políticas en la conducción de los comicios.
En un mundo que vive una verdadera revolución de las tecnologías de la información y el conocimiento era de esperar que éstas influyeran en el centro mismo de los sistemas políticos, particularmente su régimen político, al punto que la supervisión de los procesos democráticos ya no solo se fundamentan en los nacionales de un país sino que naciones democráticas se ven en la obligación de asegurar la salud democrática de sus vecinos.
El proceso electoral venezolano que deberá realizarse el 6 de diciembre de este año es una muestra elocuente de la preocupación internacional por la debilitada salud de la democracia venezolana, profundamente afectada por la pérdida de autonomía de los poderes y su concentración en el Ejecutivo Nacional. Así, no es extraño que los ciudadanos y los partidos políticos sientan enorme desconfianza en la equidad de los árbitros electorales y exijan la presencia de observadores internacionales como contrapeso a la parcialidad del árbitro.
La presencia de los observadores electorales es un aliciente para los partidos políticos y los ciudadanos que aspiran una modificación del régimen político. Seguramente los reclamos y denuncias sobre los abusos, excesos y atropellos del oficialismo encontrarán mayor audiencia en la observación electoral que en el regulador de los comicios del 6D.
La revolución a la que antes nos referimos ha permitido que los ciudadanos a través de la tecnología ejerzan control y supervisión sobre la calidad de los procesos electorales. Los ciudadanos han entendido que la expresión “fiesta democrática” es verdaderamente infeliz, en tanto que, decidir sobre el futuro individual y colectivo exige una profunda reflexión, serenidad y sobriedad.
Comprometidos con esa idea los venezolanos, porque ahora testigos podemos ser todos, se organizan en redes para estar alertas al desarrollo electoral. El secreto solo estará en el voto. Las acciones vandálicas y violentas siempre tendrán un testigo que los pondrá en evidencia. Las nuevas tecnologías, las redes sociales y la preocupación por la calidad democrática podrán a prueba, entre muchas otras, al portal guachimán electoral (guachimanelectoral.com) quien junto a otras tantas aplicaciones tecnológicas servirán para observar estrechamente cada acontecimiento electoral que merezca ser denunciado.
@leomoralesP