El chavismo llega por primera vez en la historia en posición claramente desventajosa a una elección. Su comportamiento previsiblemente puede ser distinto a otras veces.
La jornada podría experimentar situaciones que no han estado presentes en otros procesos electorales. La desesperación chavista, ya palpada en varios episodios de la campaña electoral, puede hacerse presente.
El proceso de votaciones podría alargarse hasta avanzadas horas de la noche, con mesas ilegalmente abiertas. El anuncio de resultados definitivos “irreversibles” también se podría demorar, incluso hasta días subsiguientes. No olvidemos que se trata de más de 100 elecciones distintas, entre estados y circuitos. Pueden darse variados casos de situaciones en los propios centros de votación además de impugnaciones y recursos judiciales.
En cuanto a los resultados, Winston Churchill decía “Evito siempre predecir de antemano, porque es mucho más fácil hacerlo a posteriori”.
Sin embargo, me aventuro a reflejar algunos escenarios.
Primero, doy por seguro que la oposición logrará una mayoría relativamente holgada en número total de votos a nivel nacional para la Asamblea Nacional. No así con el número de diputados. Como un ejercicio puramente especulativo, veamos algunas posibilidades.
“Peor de lo mismo”: el oficialismo logra una mayoría de diputados, gracias a una maquinaria electoral chavista eficientemente probada en diversas elecciones. Aplica presiones hacia un sector importante de la población, así como trampas diversas el día de la votación: amenazas por retiros de misiones, acarreo de votantes triple cedulados a última hora, amenazas a testigos de la oposición, desvío de buena cantidad de votos hacia tarjetas como la del MIN, y otra tretas. Logran mayorías por mínimas diferencias – pero mayorías al fin – en circuitos claves. En este escenario se frustran las esperanzas de cambio de grandes mayorías, se profundiza la revolución, lo cual no es más que profundizar la catástrofe, y se generan a principios del próximo año importantes conflictos de calle y un alto nivel de ingobernabilidad. El país directo hacia el precipicio. Doy 20% de probabilidades a este escenario.
“Empate técnico”: la oposición logra entre 84 y 90 diputados. Una mayoría muy frágil. El oficialismo no lo reconoce como un triunfo del oponente. Se repite el ya utilizado discurso de la “victoria pírrica”. La confrontación está servida. El oficialismo hace uso del TSJ y torpedea cualquier decisión de la AN, mientras intenta revertir los votos que le llevan de ventaja. Ya lo ha hecho con William Ojeda, Ricardo Sánchez y Hernan Nuñez. Otros partidos de oposición pueden verse tentados a negociar con el gobierno, con la excusa de la necesidad de “gobernabilidad y paz”, juntando sus votos en la AN con el oficialismo para “ciertas” decisiones. 30% de probabilidades.
“La tenue luz al final del túnel”: la oposición alcanza entre 91 y 99 diputados. Los dirigentes chavistas entienden que la AN será irreversiblemente dominada por la oposición, pero priva el ala radical y no se muestran dispuestos a sentarse a negociar. Se les presenta la amenaza de, progresivamente, ir perdiendo todo el poder. La decisión es conservarlo. Al fin y al cabo, tienen todos los demás Poderes. La confrontación es inevitable. El TSJ se convierte en cogobierno. Se apoya adicionalmente en el conjunto de Leyes – ya aprobadas desde 2010 – relativas al Poder Comunal. Se gobierna “con el pueblo”. Chavista, se entiende. El único detalle es que ese pueblo chavista ha quedado en franca minoría. Se buscan culpables por la derrota. Todos los dedos apuntan a Maduro, quien queda muy débil. Diosdado juega duro. Choques de trenes. Se avizoran tiempos altamente turbulentos. 35% de probabilidades.
“La Clara Esperanza”: la oposición obtiene entre 100 y 110 diputados. Las 3/5 partes de la AN. La diferencia en número de votos es realmente significativa entre las dos opciones. Es una victoria que anuncia que una gran mayoría de los venezolanos ha decidido que el país cambie. La oposición tiene quien le respalde en sus decisiones. Se acelera el declive del chavismo. El gobierno evalúa sus opciones: ¿confrontación o negociación?. Ni hablar de Maduro… ¿dónde se metió?. 10% de probabilidades.
“El Tsunami”: la oposición llega a las 2/3 partes de la Asamblea Nacional. 111 o más diputados. Exito total. La dirigencia chavista en desbandada. La muerte de Chávez y estas elecciones son los dos acontecimientos que definen el fin de la era hegemónica chavista. Se abren posibilidades a muy corto plazo, como una Reforma Constitucional o la convocatoria a una Constituyente, que le darían un vuelco político al país, y que permitirían enrrumbarlo rápidamente hacia su recuperación económica y social a corto plazo. 5% de probabilidades.
Dentro de cada uno de estos escenarios, es difícil adivinar cómo se pueden mover otros factores: la Fuerza Armada, la comunidad internacional, la Observación Internacional “oficial”, los visitantes extranjeros “no oficiales” pero muy influyentes, los grupos de choque, las diferentes tendencias internas en el gobierno y la oposición…
Por otra parte, se debe entender que ni el 6D, ni el 7D, ni en Enero 2016, el país mejorará de la noche a la mañana. Los procesos políticos tardan.
De lo que no hay duda es que nos acercamos a un momento histórico.
Votemos por el cambio y hagamos votos porque quienes tienen el poder para llevar esta jornada en paz y en orden, así lo hagan.
Twitter: @bhorande