La campaña electoral española se embarra a cuatro días de la cita electoral en una agria polémica sobre los la crítica que el socialista Pedro Sánchez vertió sobre el presidente Mariano Rajoy (PP, centroderecha), al que acusó de “no ser decente” por los casos de corrupción en su partido.
EFE
Aunque el líder socialista formuló esta acusación al presidente hace dos días en un debate cara a cara entre ambos líderes, el resto de partidos han entrado en la discusión, y la polémica está protagonizando el esprint final de la campaña.
El candidato socialista se defendió hoy de quienes le acusan de trasladar la carrera a la presidencia “al barro”.
“La gente que me conoce sabe que soy una persona educada, que dice las cosas con contundencia porque tengo fuertes convicciones (..) una de mis convicciones es que Rajoy es hoy un problema para la democracia porque no ha asumido su responsabilidad y ha mentido a los españoles”, aseveró.
El líder socialista vertió esta acusación contra Rajoy al reprocharle su connivencia con un antiguo miembro de su partido, Luis Barcenas, responsable de las cuentas del mismo e imputado por varios delitos fiscales, al que envió mensajes de ánimo cuando estaba detenido, con contenidos como “Luis sé fuerte”.
Sánchez dijo que el presidente, que se presenta a la reelección, está “acorralado” por los casos de corrupción y que las acusaciones que vertió contra su persona la piensan “millones” de ciudadanos.
Rajoy, que se defendió de Sánchez llamándole “ruín, mezquino, miserable y deleznable”, manifestó hoy que nadie le había dicho nunca nada semejante y no lo podía tolerar, porque su honorabilidad “es lo único” que tiene.
“Lo que vi el otro día no lo he visto jamás en mis más de treinta años en política. Nadie me había dicho lo que me dijo Sánchez y cualquier persona bien nacida se siente agredida en lo más profundo de su intimidad”, aseveró el jefe del Gobierno.
Aunque los representantes de los partidos emergentes, Ciudadanos (liberal centrista) y Podemos (izquierda) no estaban presentes en el debate, se han sumado a la polémica censurando a ambos candidatos por el tono del cara a cara, que a su juicio, evidencia la necesidad de una regeneración democrática y simboliza el fin de los “partidos viejos”.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, identificó hoy a su “rival directo” como el PP -aunque las encuestas le otorgan la cuarta posición-, y aseguró que le ganarán “sin elevar el tono de voz, simplemente llamando a las cosas por su nombre y diciendo las cosas como son”.
Para el candidato, forjado en el movimiento de indignados de España, el cruce de insultos entre PP y PSOE corresponde a “partidos viejos, de imágenes en blanco y negro”, que se echan en cara “fracasos mutuos y casos de corrupción”.
Albert Rivera, el candidato de Ciudadanos -el otro emergente situado como tercera fuerza- también señaló hoy que España se merece “otro estilo”, con menos “tono bronco” y más propuestas “y voluntad clara de avanzar en términos democráticos”.
Rivera, el mejor valorado según las encuestas, dice estar “cansado” de la política del “juego sucio” y atribuye el auge de su partido en los últimos meses a que “no ha entrado al juego de los que quieren bajar al barro”.
La campaña electoral se prolongará hasta el próximo viernes por la noche, y el sábado los electores contarán con una jornada de reflexión en el que los partidos no podrán realizar actos de campaña -una figura regulada por la normativa electoral-, mientras que el domingo 20 de diciembre más de 36 millones de electores están llamados a las urnas.