“Patria o muerte” es la más reciente novela del autor venezolano, Alberto Barrera Tyszka, quien logra con esta obra el XI premio “Tusquets Editores de Novela”.
Es interesante observar que el jurado que le concedió el reconocimiento considera como motivo de su decisión la valentía que demuestra el autor al desarrollar un tema polémico políticamente, en un país ahogado por la censura. Y es relevante este punto, considerando que Barrera es un escritor que solía afirmar que la literatura debía trascender los temas del momento, persiguiendo la ficción apartada de la realidad, para así regalar a los lectores la posibilidad de olvidarse por un rato de los problemas acuciantes, que a diario perturban sus vidas, con angustias y temores.
No olvido aquella feria del libro de Maracaibo, donde me tocó compartir el panel, como escritor invitado, junto con Barrera y el autor Rodrigo Blanco. Corría el año 2008 y la editorial Planeta me pidió que hiciera una ponencia sobre mi novela “Cicatriz”, que dicha editorial recientemente había publicado. Me referí al tema del poder tras el poder, y la necesidad de capturar en la literatura los signos del tiempo que vivíamos, retratando circunstancias que promovieran la reflexión más profunda e íntima sobre aquello que nos estaba cincelando el destino. La literatura, sostuve, nunca puede abandonar cierto compromiso con los tiempos, es vital que los escritores se involucren con los asuntos del mundo y traten de abrir caminos de comprensión, aún en los textos más fantasiosos.
Barrera habló después de mi, y fue notable el cómo su disertación se redujo a tratar de desmontar mi argumentación, repitiendo con pasión la premisa contraria. Sostenía el escritor que al leer a Balzac o Fiódor Dostoyevski uno podía hacerse una idea del cómo vivían los franceses y rusos de aquellas sociedades golpeadas por la opresión y la miseria, sin necesidad de incluir en el texto ingredientes reales, que nombraran personas y hechos que no fueran exclusivamente ficticios. Durante media hora expuso que la literatura tenía como objetivo la evasión del lector, permitirle fantasear con otros mundos, escaparse de la realidad aunque fuera por unas horas.
Los recuerdos me asaltan, corriendo en mi mente aquella película inolvidable de la feria del libro de Maracaibo; estoy viendo a Barrera allí, sentado junto a mí, desarrollando su idea con una convicción cuasi religiosa, que en ese momento me dejó perplejo y en desacuerdo.
Estas memorias resucitan hoy al culminar la lectura de Patria o muerte. Siete años han pasado desde ese intercambio en el Zulia; y me alegra constatar que Barrera es un escritor que ha evolucionado, logrando superar sus tabúes, dándole un vuelco de ciento ochenta grados a sus convicciones de lo que debe o no debe ser la literatura.
Patria o muerte es una obra que puede calificarse dentro del género “Realismo real”, acuñado por el profesor Luis Marín (http://www.forolibertad.com/la-nueva-narrativa/).
La obra es esencialmente una crónica de los últimos meses de la vida de Hugo Chávez y el ambiente que se creó en Venezuela, que por momentos fue cubierta por una nube de rumores y chismes, su enfermedad era un enigma que contagiaba a todo el país… la curiosidad siempre es obsesiva. El conjunto de esta crónica novelada o novela en estilo de crónica, es construido con personajes que caracterizan aspectos específicos de la sociedad que vivimos.
Tenemos al chavista recalcitrante que se niega a reconocer la farsa que es la revolución; al “escuálido” que cuestiona el proceso; las “sifrinas” que tras la máscara de su prejuicios no se diferencian en gran medida de todo aquello que critican; la madre atemorizada por la inseguridad que termina siendo víctima de sus miedos; la niña inocente que no encuentra sentido a la vida de los adultos; los agentes cubanos con sus acentos y lentes oscuros; los invasores de la propiedad privada y los deseos revanchistas de sus víctimas; los pobres que se vieron retratados en el comandante. Uno de los personajes afirma: Al final, yo lo amo porque él es pobre y feo como yo. Y mira dónde llegó. El es el único que ha hablado por nosotros.
El hilo que sostiene la obra en su recorrido por Venezuela es una caja de tabacos Montecristo, que esconde un misterio sobre la enfermedad de Chávez. Cada diálogo es un compendio de las conversaciones típicas que se tienen en la cotidianidad que vivimos, las preocupaciones que manifestamos, las tragedias que presenciamos, los dolores que sentimos. Barrera dibuja un retrato fiel de la corrupción, los guisos del gobierno (cita los alimentos podridos de Mercal); las familias rotas por los desencuentros ideológicos y los exilios.
Patria o Muerte en momentos parece una reflexión sobre el fenómeno carismático –el carisma no se improvisa– y la naturaleza del poder supremo; se extiende generosamente en consideraciones psicológicas sobre los personajes que se creen ungidos por la providencia, y se sienten capaces de retar a la muerte, incluso jugar con ella: Chávez no había tumbado a ningún dictador. No había combatido ninguna invasión. Pero hablaba como si fuera el Che Guevara, como si perteneciera a la liga de los grandes combatientes latinoamericanos. Su temperatura verbal estaba por encima de la realidad; solo había ganado las elecciones en un país petrolero. Nunca había enfrentado un peligro inminente en una acción militar- Era un funcionario, no un guerrillero. Nos cuenta Barrera el cómo Chávez profanó la tumba de Bolívar: Nadie toca los huesos a Bolívar y queda intacto.
La obra también suena a veces como un estudio sociológico de la Venezuela profunda y el drama de la miseria extrema y las desigualdades sociales: Carmen agarró un vaso y fue a la nevera a servirme, pero, y aquí viene lo bueno, la dueña de la casa le dijo que no, que en ese vaso no. “Esos son los nuestros”, le dijo. Yo vi el vaso y era un vaso de vidrio, normal, no tenía nada distinto… Los personajes y temas son tótems muy marcados de los rasgos que definen estos tiempos venezolanos. A veces el autor parece llevar las tipologías al extremo, arriesgándose a presentar sus personajes como caricaturas, como sucede en el caso de las mujeres contratadas por una propietaria para desalojar a un inquilino recalcitrante. Las descripciones de su fenotipos, actitudes que expresan, léxico que usan y su conducta general son tan cortados por la tijera de los estereotipado que las escenas lucen exageradamente ficticias.
Patria o muerte es la obra de un periodista narrándonos una historia real, que para hacérnosla más entretenida incluyó personajes ficticios, haciendo la narración más fluida.
Es notable en Barrera el dominio del lenguaje y su maestría en el uso de la metáfora como recurso literario. Su ingenio creativo, en este territorio metafórico es donde mejor se manifiesta; también en frases ingeniosas como: Nunca nadie se muere a tiempo. Chávez ya había sido operado. Los rumores contaminaban las navidades de un raro clima quirúrgico.
Esta novela de Barrera Tyszka es un nuevo aporte a la literatura venezolana, que le suma méritos a su excelente trayectoria de producción intelectual. Celebramos que lo haya hecho rompiendo los cánones limitantes que alguna vez defendió con inusitada pasión y convicción.